Opinión

Se presenta el esperado The Balvenie 27

El mundo del Whisky no deja de moverse, buscando la excelencia y la vejez. Empieza a ser habitual que las grandes destilerías escocesas, e incluso las japonesas, lancen al mercado ediciones raras y exclusivas, a veces de una sola unidad, para alimentar los sueños húmedos de coleccionistas y también de los inversores. Hay whiskies por los que en las subastas se están pagando cifras astronómicas de varios cientos de miles de euros, convirtiéndose en verdaderos commodities o refugio del dinero a largo plazo. The Macallan se lleva sin duda la palma con insólitas botellas de muchísimas décadas en barricas, caso de la botella de 1926, que en subasta en 2019 casi rozó los 2 millones de dólares.

Muchos pensarán en el esnobismo y extravagancia de pagar tanto dinero por un whisky, en especial si se atiende a la merma o pérdida del líquido por evaporación pasados los años. Según los expertos, en determinados casos pueden ser de hasta un 4% anual mientras permanecen en la barrica o bota jerezana. Una de las destilerías que han ido alcanzando creciente prestigio por el manejo de las edades es la escocesa The Balvenie. Se trata de uno de los emblemas de las Highlands creada en 1892 por William Grant. Para los amantes de este destilado posee una gran seña de identidad su limpieza. Si algo singulariza además a estos whiskies es su elaboración rigurosamente artesanal mediante un procedimiento de trazabilidad que se ha mantenido intacto desde finales del siglo XIX. Así, el cultivo de la cebada es propio, el malteado de la misma se hace a mano, se utilizan unos especiales alambiques de cobre para la destilación, y al final todo acaba en unas barricas que son moldeadas por los toneleros de la casa.

La edad es también valorada en The Balvenie, del mismo modo que la filosofía que hay en cada una de sus elaboraciones. Y en la línea de whiskies que cuenten historias y sean el objeto del deseo para los coleccionistas están desarrollando una gama selecta denominada Stories. Vivimos en tiempos de relato, y en ocasiones todo es cuento chino. A diferencia de ello, en este 27 YO hay una insólita historia que habla del no menos célebre ron Caroni de Trinidad-Tobago, cuya destilería cerró en 2003. Se trata de uno de los rones míticos y más cotizados por los buscadores de joyas únicas. De tal manera David C. Stewart, reconocido como uno de los mayores talentos en el afinado del whisky seleccionando barricas, ha creado algo especial. A los 25 años de permanencia en sus barricas de ex bourbon (que añejó al menos durante tres años ese whisky americano), se le suman la explosiva y personalizadora estancia de un par de años en las del ron Caroni. El fondo propio de este whisky que se va sincopando en la boca de manera deliciosa, se redondea con las notas amieladas, de chocolate blanco, y otras sugestiones caribeñas.

Esta gozada para los sentidos y para la cultura del destilado ha llegado a España, y cuentan que en una aproximada decena de botellas. Su precio, 1.850 euros, sin duda será multiplicado para los afortunados que posean este tesoro, en los años futuros. Las historias del buen whisky.