¿Plaga de langostas? Plaga de turismofóbia
No hay que tener un doctorado en Economía por la Universidad de Stanford para apreciar el gran impacto positivo que tiene el turismo en la actividad económica española. Si a ello añadimos la seriedad de la desaceleración económica –realidad sobre la que venimos advirtiendo en OKDIARIO–, la llegada de cruceros a las costas de nuestras ciudades serían hechos a celebrar, sobre los que cabría esperar, en justa lógica, una actitud netamente positiva por parte de las administraciones locales.
Sin embargo, las palabras de Gala Pin –concejal en Barcelona de Ada Colau– en la entrevista que ha concedido al diario independentista Ara están diametralmente alejadas de dicha actitud. Pin califica de “plaga de langostas” al turismo crucerista. Cuando la edil analiza este fenómeno lo reduce a que los turistas, cuando llegan a Barcelona en cruceros, “devoran el espacio público y se van”. Este comentario se suma a una larga lista de ofensas y ultrajes a la actividad turística que, de un tiempo a esta parte, se llevan a cabo en la Ciudad Condal; menosprecios y agravios tanto más graves por cuanto provienen del equipo que rige el ayuntamiento barcelonés, precisamente de quienes cabría esperar, en honor a sus cargos, un mayor desvelo por el bien común de sus ciudadanos.
Pero no es así. Colau y sus comunes no plantean a la industria turística una propuesta de reforma inteligente, que eventualmente ofrezca alternativas consistentes, capaces de complementar y mejorar el actual modelo turístico. No, lo suyo es la pura y dura turismofobia; una actitud en el que late una mal disimulada aversión al emprendimiento y al crecimiento económico, fruto de los planteamientos utópicos –por primitivistas y arcaizantes– de una determinada extrema izquierda, a medio camino entre el post y el pre marxismo. De perseverar por esta senda, Barcelona continuará su proceso de degradación económica, convirtiéndose así en el reverso de todo lo que la Ciudad Condal ha representado en la Historia de España. Si el procés independentista ya atenta gravemente contra el espíritu cosmopolita de Barcelona, una alcaldesa como Colau viene a cercenar el espíritu emprendedor y la creatividad empresarial que han hecho de esta ciudad un referente urbanístico, económico y social a nivel europeo y mundial. Por el bien de los barceloneses, urge rectificar.
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