Opinión

Peligro inminente

Javier Aguirre se resiste a calificar la visita del Getafe como una final, pero sabe que el resultado marcará el destino del Mallorca en la competición a corto o medio plazo. Una derrota supondría continuar en el pozo con la eterna esperanza de que caigan en él tres aun peores, un empate no sirve para nada y solo los tres puntos permitirían vislumbrar el futuro con un cierto margen de esperanza.

Recupera a Maffeo y casi a Raillo y Darder, pero los cuatro saben que el riesgo a la recaída en las lesiones musculares desaconseja decisiones precipitadas. La duda, en todo caso, estriba en la variante en uso que oscila entre el 5-4-1 de la pasada temporada o el 5-3-2 del Reale Arena porque volver a defensa de 4 no cotiza en las apuestas del mejicano.

Bordalás no hace amigos, ni prisioneros. Su filosofía no es muy diferente y su estilo minimiza las consecuencias de sus bajas -Damián, Arambarri, Gastón- añadidas a la de Enes Unal, su delantero fetiche bien reemplazado por un Mayoral en racha. También suele alinear a tres centrales de los cuatro en plantilla: Djené, Duarte, Mitrovic y Alderete. Alguna vez ha recurrido al primero como lateral diestro, con Iglesias en el ala opuesta. Luis Milla y Aleñá se disputan la batuta y a su son bailan los Latasa, Greenwood o Maksimovic. Todavía no han ganado fuera de casa, donde muestran algo de fragilidad atrás compensada con un poder realizador a tener en cuenta, ocho goles en sus cinco desplazamientos.

Preocupa el árbitro, González Fuertes, que no ha pitado aun a los madrileños esta temporada, pero ya es su segunda cita con el Mallorca. El gijonés, tarjetero como pocos, descansa mucho sobre el VAR, esta vez ocupado por Martínez Munuera, muy pejiguero en las áreas y de criterio desigual e irregular. Lleva siete años en Primera sin que nadie sepa por qué, pero eso, en el Comité Técnico de Arbitros, no se pregunta. Eso si, dados los contendientes, habrá mucho que pitar.