El peligro de la deuda

El peligro de la deuda

El viernes pasado, conocimos los datos de deuda pública correspondientes al conjunto de las administraciones públicas españolas correspondientes al cuarto trimestre de 2018, no sólo por separado, sino también el agregado del Reino de España. Dicha deuda, se elevó en diciembre a casi 1,2 billones de euros, que supone el 97,2% del PIB, cifra ya cercana al 100%. Esos datos
son preocupantes, no ya sólo porque nos encontremos cerca de tener una deuda similar a todo el PIB que genera nuestra economía, sino porque, además, las diferentes medidas que el Gobierno está adoptando cada viernes, mediante los diferentes decretos que aprueba, caminan en la dirección de incremento de gasto y, por tanto, de presión sobre el déficit y la deuda.

De hecho, a mediados de mes conocimos los datos de deuda del conjunto de España para el mes de enero. En dicho mes, la deuda creció otros 5.000 millones de euros, al pasar del 1,173 millones de cierre de 2018 a 1,178 billones de dicho mes de enero. Y ese incremento no quedará ahí: si en 2018 hubo una presión clara sobre la deuda al desviarse el Gobierno 4,3
décimas -unos 5.200 millones de euros- del objetivo de déficit, en 2019 el escenario se presenta más sombrío, pues las medidas que el ejecutivo ha puesto en marcha, más las que quiere aplicar si gana y sigue gobernando, dispararán el gasto, el déficit y el endeudamiento.

De hecho, el propio Banco de España ha alertado en su último informe de la desviación del objetivo de déficit que estiman para 2019: en lugar de un déficit del 1,3% del PIB, que es el que aparece en la senda de estabilidad acordada con Bruselas, Banco de España considera que el déficit ascenderá hasta el 2,5% del PIB, es decir, 1,2 puntos más, que suponen alrededor de
14.500 millones de euros, al ser el PIB de 1,208 billones de euros.

El camino no es el gasto disparado. No, la política debe procurar el bien de los ciudadanos y no el “pan y circo” que eleva el gasto y supone gastar por gastar. Eso sólo nos conduce a un alto déficit y una deuda creciente exponencialmente, que puede volverse incontrolable. De hecho,
ese aumento paulatino de deuda en valores absolutos es tan intensa que ni siquiera el fuerte crecimiento que ha registrado el PIB en los últimos años ha conseguido aliviarla de manera clara. No se puede seguir gastando como si nuestra capacidad de endeudamiento fuese infinita, porque no lo es. En primer lugar, no es lógico que se cargue con esta pesada losa a las
generaciones futuras, pero es que, en cualquier caso, esa pesada losa hay que pagarla, y, para ello, es importante que los mercados y los agentes económicos sigan confiando en la solvencia y en la capacidad de pago de la economía española.

El incremento permanente del gasto camina en la dirección contraria, porque, ¿qué sucederá cuando se desacelere la economía? ¿Qué pasará si los ingresos comienzan a bajar, mientras permanece un gasto que se ha convertido en estructural, de manera poco cuidadosa, a lo largo de este incremento de gasto desmedido? Que el déficit será inevitable. Como el déficit hay que financiarlo, se precisa emitir deuda nueva. Sin embargo, en unos niveles de deuda del 100% y con una economía ralentizándose, ¿quién financiará a la economía española? ¿A qué precios, en caso de conseguirlo? La deuda tiene un gran peligro y lo que hay que hacer es aplicar medidas que nos permitan generar superávit para ir amortizando la deuda y liberarnos de ese peligro, no agrandar el desequilibrio y aumentar nuestro endeudamiento, porque esto tendrá un recorrido corto y puede que trágico desde el punto de vista económico.

José María Rotellar
Profesor de la UFV, del CES Cardenal Cisneros y del Trinity College

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