Opinión

El paro de los transportistas retrata la ineficacia del Gobierno

El paro de un sector de los transportistas empieza a causar estragos. La estrategia del Gobierno socialcomunista ha sido la de mirar para otro lado y esperar a que la huelga de los camioneros no causara mayores problemas, toda vez que los convocantes, según el Ejecutivo, no tenían demasiada influencia en el sector. Pues las cuentas de Sánchez han vuelto a descuadrarse, porque la huelga está teniendo una incidencia creciente, hasta el punto de que las grandes empresas de alimentación y el automóvil han pedido al Ejecutivo que se reúna con carácter urgente con la Plataforma para la Defensa del Sector del Transporte de Mercancías por Carretera para evitar que la situación se agudice.

Y es que el Gobierno, como siempre, ha dejado que se enquistara el problema. El paro de los camioneros ya ha provocado la paralización de las líneas de producción en varias factorías, este es el caso de Ford Almusafaes o Stellantis Vigo, así como la reducción de las descargas en los principales centros de distribución. Los cálculos del Gobierno es que la incidencia sería muy menor, ya que el paro no afectaba a las grandes compañías de transporte, sino a autónomos y pequeñas empresas. Es más, su estrategia ha sido la de ningunearles, que es la táctica recurrente del Gobierno. Hasta que se han dado cuenta de que el paro está complicando las cosas mucho más de lo previsto, con riesgo de serio de desabastecimiento en sectores clave. Lo de siempre: no mover ni un dedo hasta que la situación les pasa por encima.

Transportistas, ganaderos y agricultores, entre otros colectivos, se han hartado de las mentiras de un Ejecutivo que es la ineficacia misma. Eso sí, como tienen literalmente comprados a los denominados sindicatos de clase, se pensaban que UGT y CCOO  serían capaces de tranquilizar las calles. Pues va a ser que no. Y la cosa no ha hecho otra cosa que empezar.