Opinión

Pallete, figura perfecta para consensuar el puzzle en que se ha convertido Telefónica

Bajo el argumento de defender la economía, el tejido productivo, la investigación, la seguridad, la defensa y, en definitiva, el bienestar de los ciudadanos, el Gobierno de Pedro Sánchez ha autorizado la compra, por parte de la SEPI, de hasta un 10% del capital de Telefónica. Es exactamente lo que venía reclamando Yolanda Díaz: entrar en la teleco presidida por José María Álvarez-Pallete para defender los intereses nacionales y garantizar su españolidad tras la entrada en su accionariado de Saudi Telecom.

En estas circunstancias, la figura de José María Álvarez-Pallete, también presidente de GSMA, patronal mundial de empresas de telecomunicaciones, es clave: tras lograr el aval de los saudíes, su gestión se antoja clave para cuadrar el puzzle en que se ha convertido el accionariado de la multinacional. Pallete cuenta con el apoyo del BBVA, cuya participación ronda el 5%, y de Caixabank, que junto al holding Criteria controla un 5,9% del capital. El presidente de Telefónica se enfrenta el reto de cuadrar de los intereses de todos y garantizar la independencia de una compañía que vuelve, 24 años después, a contar en su seno con la presencia del Estado.

Avalado por los mayores grupos operadores de telecomunicaciones del planeta, el perfil de Pallete es ejemplo de gestión y eficacia, al colocar, entre otros hitos, las redes de fibra óptica y de telefonía móvil españolas en los niveles más altos del mundo. El ruido de fondo de los socios más radicales de Pedro Sánchez, instando al asalto de las empresas estratégicas tras la entrada en Telefónica, no es el más indicado para la imagen de España en los mercados, pero cabe confiar en el buen hacer del máximo responsable de la compañía para aplacar la pulsión intervencionista de quienes mantienen -y no precisamente gratis- a Pedro Sánchez en el poder. Si hay alguien capaz de aunar las voluntades e intereses de las partes ese es José María Álvarez-Pallete, el hombre que, por méritos propios, está llamado a erigirse en garantía de futuro de una empresa española de referencia mundial.