Pablo Iglesias, asesino de las libertades
Es curiosa la vida que he vivido. Nací en el año 1951, en una familia de seis hermanos. A medida que iba creciendo, recogía las enseñanzas de mis mayores, de mis maestros y de mis profesores. Mis padres me educaron en el significado de la familia. Y en el del respeto, simplemente paseando con ellos, viendo cómo saludaban con los que se cruzaban, parando con los amigos, intercambiando vivencias. Era una educación que se pegaba, una educación vivida.
Los primeros maestros y profesores me enseñaron a escribir, a multiplicar, a dividir, etc. Me enseñaron Matemáticas, Geografía, Historia, Literatura, Religión. Sí, Pablo, Religión, con su importancia en la evolución del mundo y cuna de la cultura de Europa.
Todos los años de aprendizaje hasta alcanzar una profesión (ingresé en el entonces Cuerpo Superior de Policía en 1972, ahora el Cuerpo Nacional de Policía) siguieron siendo de recogida de información y educación para mi futuro profesional.
En todos estos pasos de mi vida fui aprendiendo lo que significa el respeto, la lealtad, la disciplina, el trabajo bien hecho y la ayuda en la defensa de mis conciudadanos. Todo ello, gracias a mis mayores y a los fenomenales compañeros que he ido encontrándome durante mi carrera profesional. De todos ellos me he enriquecido profesional y personalmente.
He conocido a tres jefes de Estado, cambios políticos, no pocos partidos políticos, un sinfín de políticos, y altos, muy altos cargos de gobiernos extranjeros. He vivido la evolución hacia delante de países, y sobre todo de España.
En mis 43 años profesionales lo que he hecho es aportar mi granito de arena, que junto a los de todos mis compañeros y la mayoría de los españoles, ha servido para que este país llamado España (palabra que a ti no te sale nombrar) sea la nación hoy disfrutamos.
No paras de decir todos los días que eres demócrata. Lo que eres es un comunista de lo más extremo que existe, que como abnegado seguidor del Decálogo Comunista de Lenin, no te saltas ninguno de cada punto.
Los ataques y dejadas en la red, que por supuesto luego caen en tu campo, a la Policía, Guardia Civil y Ejército son totalmente infundadas y falsas. Si hay en España instituciones que más y mejor hayan evolucionado son el Cuerpo Nacional de Policía, la Guardia Civil y el Ejército en sus tres Cuerpos, Marina, Tierra y Aire, puestos al servicio de España y de sus ciudadanos.
Los policías que tanto odias son los que te protegen; tu escolta, que como yo, no dudaríamos en defender a cualquier ciudadano, incluido a ti, en proteger tu vida y la del ciudadano que lo necesite. ¿Cómo le pagas a la Policía? Disfrutando ver cómo le patean la cabeza a un policía.
Pues bien, chiquitín, como me he cansado ya de ti y de tus bravuconadas, ven a patearme la cabeza a mí, inspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía jubilado, me faltan ocho meses para cumplir los 70. Aquí estoy.
Lo que faltaba eran los sobres con balas y su rápida información a la prensa, qué oportuno, días antes de las elecciones en Madrid. No te lo crees ni tú, y menos yo, que no sea un montaje.
Estoy seguro de que los investigadores del Cuerpo Nacional de Policía aclararan lo que ha pasado. No es difícil cerrar las sospechas en no más de 5 ó 6 personas, las que ese día atendían la Oficina de Correos. Culpable si así fuese, en todo caso una, no todas.
Respecto a los sobres en la sucursal de Vallecas: como a todos los que usamos el Servicio de Correos, el funcionario correspondiente te recibe, toma nuestros datos y los introduce en el ordenador y después, teóricamente, pasa el escáner y al cajón de reparto.
Entre el ingreso de datos en el ordenador, la hora reflejada y las cámaras de la oficina, no se escapa ni una rata. Pregunto: ¿Alguien hizo saltar los paquetes al recibirse directamente al cajón de reparto? Hay que investigarlo porque no pueden pagar todos los funcionarios de Correos o de la Seguridad por uno o dos.
En mi carrera profesional constan cinco años en Protecciones Especiales y nunca, jamás, se publicita una amenaza, y menos de muerte, para no dar información al enemigo. Así que para mí tu amenaza, tururú.
Hay una palabra que no para de salir de tu boca: progresista. «Nosotros los progresistas», dices siempre. Tienes que no mentir y ser correcto. Tú lo que eres es un retrógrado, como todos los que usan esa palabra. Vas hacia atrás, destruyendo todo lo construido. ¡Como si en España no hubiera habido evolución hasta que has llegado tú! Tururú, chiquitín.
Ahora que se acaban de dar los Oscar, si existieran los de la oscuridad, te los llevabas todos tú, Pablo: Oscar a la maldad, a la mentira, al machismo, a la manipulación y, sobre todo, al de vestuario y maquillaje.
Para terminar, te explico por qué te llamo asesino: porque lo eres de la Verdad, de la Historia, de la Educación, del Respeto, del Cariño y la Atención, sobre todo a los ancianos de las residencias.
Te estás quedando sin seguidores. Cada vez te creen y engañas a menos, pero tú piensas que eres el rey del Mambo. Pero no, eres rey sí, pero rey de las cloacas.
P. D. No me he equivocado, rey con minúscula.
Luis Algar es inspector jefe jubilado del Cuerpo Nacional de Policía
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