La nueva fragmentación de la izquierda

La nueva fragmentación de la izquierda

Las elecciones celebradas esta semana en la Comunidad de Madrid, no van a tener en la política nacional la influencia que desearía la dirección nacional del PP. El efecto Ayuso responde a razones diferentes de las que mueven el debate general, y además España no es Madrid. Ahora bien, aunque no vayan a ser el comienzo de la victoria del PP, si pueden ser el comienzo de la derrota de Sánchez. El enorme ascenso de Más Madrid podría ofrecer una nueva oportunidad:

Como todos recordarán, meses antes de las elecciones generales de 2019 alguien lanzó la operación Errejón. La idea era crear un tercer gran partido de izquierdas transversal y ecologista, llamado tal vez a sustituir a Podemos. La operación funcionó discretamente en Madrid, donde ocupó más o menos el hueco de Podemos de 2015 (mientras Podemos quedaba reducido al hueco de IU). A nivel nacional la cosa falló, y Más País salió casi peor que la famosa “operación Roca” de los ochenta: sólo obtuvo el escaño de Errejón por Madrid, y el de Compromís en Valencia.

Pero ahora las cosas han sido diferentes: Más Madrid ha abierto un nuevo espacio. Los votantes de izquierdas decepcionados del gobierno de Sánchez e Iglesias han encontrado un nuevo camino (por ello el ascenso de Más Madrid ha sido también a costa del PSOE, y no solo de Podemos).

El nuevo panorama de la izquierda puede tener consecuencias en la asignación de escaños. En las elecciones generales de 2019, la diferencia entre bloques fue de apenas medio punto. Sin embargo, PSOE-Podemos lograron muchos más escaños que la suma de PP-Cs-Vox porque se repartían los votos entre dos partidos y no entre tres. A poco que en las próximas elecciones Más País logre consolidarse como fuerza a nivel general, la tripartición de la izquierda, sin cambiar el equilibrio entre bloques, permitiría una victoria liberal-conservadora.

En Más Madrid, y no en Ayuso, podría estar la principal clave para la política nacional de las elecciones recién celebradas. El ascenso de la candidatura de Mónica García ha sido una operación Errejón bis encubierta. Es incomprensible como Iglesias no ha atacado de nuevo a las “cloacas del Estado”, argumento le funcionó en 2019 para frenar la primera operación. La forma en que Iglesias se ha dejado ganar por Errejón estas autonómicas solo puede deberse a que ya piensa en su futuro de comunicador (de la mano, casualmente, de uno de los principales impulsores de aquella primera operación Errejón: Jaume Roures).

Más sorprendente resulta la parsimonia con la que la maquinaria del PSOE ha permitido las reiteradas loas a Mónica García en todos los medios progres a lo largo de toda la campaña. Aunque intuimos que Moncloa juega a que gobierne el PP con Vox para asustar a todo el voto de izquierdas a nivel nacional, y para eso ha dejado caer a Gabilondo, puede que la fragmentación causada en la izquierda se les vaya de las manos si Podemos resiste.

En suma, las derechas salen reforzadas de las elecciones en Madrid. Pero no por su propio resultado, pues el resto de España cada día se parece menos a Madrid, sino por la nueva fragmentación que podría causar en la izquierda la consolidación del nuevo partido verde español.

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