El mito de la taberna

El mito de la taberna

Para explicar la relación entre el hombre y el conocimiento, Platón describía una caverna donde se encontraban varios hombres que, prisioneros desde su nacimiento e inmovilizados, sólo podían ver la pared del fondo sobre la que otros, escondidos, proyectaban imágenes gracias a una hoguera.

Esas imágenes y el mundo que reflejaban eran lo único que conocían aquellos prisioneros y en lo que creían, hasta que uno de ellos escapa y consigue conocer otra “verdad”. El huido decide volver y contar al resto esa otra realidad pero los prisioneros se burlan de él y se niegan a creerle.

No sé qué pensaría Platón si viniera al Madrid el 4M. Quizá se encontrase un remake de su mito de la caverna, que ahora Tezanos denominaría de la taberna. Quizá Carmen Calvo y los autollamados intelectuales firmantes de manifiestos le explicarían muy afectados que, como en su alegoría, los madrileños han estado prisioneros en las tabernas durante 26 años, mientras los fascistas que les gobernaban sólo proyectaban imágenes de cañas y berberechos y que esa era la única realidad que conocían aparte del fútbol.

En su versión, Sánchez sería aquel prisionero que quiso sacar al resto de su ignorancia. Pero los incautos madrileños, muchos agilipollados según Monedero, se han reído en su cara y han preferido seguir en la taberna.

Aunque quizá Platón, que era muy listo, lo interpretaría de otro modo. Quizá Sánchez no era quien les liberaba sino quien proyectaba las imágenes. Imágenes de desfiles de fascistas por la Castellana, de una derecha disfrazada de Saturno devorando la Sanidad y de una realidad sociológica que sólo se cree el CIS. Y, en esta versión, los madrileños no estaban tan atados como los prisioneros de la caverna y han podido mirar a otro lado.

¿Con qué versión se quedaría Platón? Yo lo tengo claro y también que, si la izquierda sigue pensando que la suya es la buena, me temo que nos esperan otros 26 años de dorada tabernidad.

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