Opinión

Marlaska obliga a los nuevos agentes a pasar por el aro del feminismo radical

Los exámenes de acceso a la escala básica de la Policía Nacional  se han convertido en un interrogatorio para medir el conocimiento que los aspirantes a agentes tienen de las políticas impulsadas por el Ministerio de Igualdad de Irene Montero. Un ejemplo: «¿Cómo se denomina al instrumento promovido por el Ministerio de Igualdad para implicar al conjunto de la sociedad en la lucha contra la violencia machista y extender la información necesaria para saber cómo actuar ante un caso de violencia contra las mujeres? A) Punto rosa. B) Punto rojo. C) Punto violeta».

Es decir, aquel opositor que no conozca al detalle las mamarrachadas del Departamento de Igualdad no estará en condiciones de responder, por ejemplo, a otra de las preguntas: «Dentro de la definición de “género” no-binario o genderqueer se pueden incluir como tipo de modalidades para expresar su género: A) Agénero, bigénero, tercer sexo, transgénero y género fluido. B) Género binario. C) Agénero, segundo sexo y transfóbico”. Lo de lo no binario o «genderqueer» es para nota.

O sea, que Marlaska mide la capacidad de los futuros agentes por el grado de implicación que tengan con las medidas puestas en marcha por Irene Montero.  Y es que las preguntas, más que otra cosa, lo que hacen es promocionar un ministerio concreto, rezumando un sesgo ideológico que tira para atrás.  Y es que una cosa es preguntar por medidas de sensibilización, protección y detección relacionadas con la violencia de género y otra, bien distinta, obligar a los futuros agentes a que conozcan al detalle todas las propuestas, informes y estudios promovidos por un Departamento que ha malgastado millones de dinero público en llevar su feminismo radical a la cumbre más alta del sectarismo ideológico.
Otra pregunta: «La sede del Instituto Europeo de la Igualdad de Género (EIGE) se encuentra en: A) Praga (República Checa). B) Bucarest (Rumania). C) Vilna (Lituania)”. Manda narices.