Opinión
CARPE DIEM

Litoral de Levante y salga el sol por Antequera

Primero, la isla, según salga el sol, cosa que el alcalde José Hila todavía no puede alcanzar a variar, está dividida en cuatro partes: levante, poniente, norte y sur. Esto es así, mal que le pese a la federación de asociaciones de vecinos de izquierdas, desde que el tiempo es tiempo. Si miramos, por tanto, el mapa de la isla, en el sur tenemos a la ciudad de Palma y una parte de esta es la Playa de Palma, a menos que, dando una vuelta al mapa, situemos Palma en el levante, allá por donde hoy existen Portocristo, Portocolom, etc. Así las cosas, en efecto, la Playa de Palma podría denominarse con toda propiedad litoral de levante.

Segundo, nuestra ciudad está en la actualidad dividida en 89 barrios encuadrados en cinco distritos: Norte, Centro, Poniente, Levante y Playa de Palma. Y de la Playa de Palma forman parte las barriadas de Can Pere Antoni, el Molinar, es Coll d’en Rabassa, Son Riera o Son Banya, Can Pastilla, las Maravillas y el Arenal. O sea, que la Playa de Palma, a saber desde cuándo, existe.

Y tercero, poniendo la carreta antes que los bueyes, uno de los mayores ingresos en concepto de ecotasa de todo Baleares, la dichosa Playa de Palma, que supera los 52 millones de euros, recibirá a cambio para mejoras en la zona solo 1,5 millones. Todo ello para tratar de eliminar un nombre, con el soporte de la presidenta Armengol, que tiene según parece connotaciones turísticas.

El alcalde socialista de Palma quiere ahora eliminar el nombre del distrito de Playa de Palma y que pase a denominarse Litoral de Levante. La iniciativa partió de la denominada Federación de Asociaciones de Vecinos, logró su aprobación por parte de la denominada Comisión de Toponimia del Ayuntamiento de Palma y la Comisión de Toponimia acordó trasladar a la Alcaldía la propuesta. Y aquí te quiero ver escopeta Hila. Si te ves o no con coraje -la razón es otra cosa- de llevar a cabo este disparate.

Lo que cabría hacer, pero seguramente van a tomar el sentido contrario, es convertir la Playa de Palma en uno de los lugares más atractivos y de calidad de Baleares como complemento a una –lo volverá a ser- de las ciudades más emblemáticas del Mediterráneo. Uno y otro enclaves se tienen que complementar para impulsar cada vez más un turismo de calidad. Esta y no otra es la única solución.

No estamos ante una cuestión meramente anecdótica –el nombre podría serlo—sino ante un intento de terminar con el sistema que ha dado bienestar a la isla, aunque necesite ahora un impulso para su actualización, y que quienes ahora gobiernan no tienen idea de adónde puede conducirnos. En todo caso, seguro que actuando así, sin sentido, la cosa puede acabar muy mal.