Opinión

El independentismo les saca los ojos y se cisca

  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

ERC ha sacado a Sánchez las rodalíes que eran propiedad de Renfe, es decir, del Estado. Y Puigdemont, a su vez, les ha sacado los ojos a los representantes del PSOE y se cisca dentro, a juzgar por las fotos que han hecho públicas ambas formaciones.

Es comprensible que aquellos socialistas que no deben sus mamandurrias a la actual dirección del PSOE se avergüencen de lo que está ocurriendo a su alrededor y perpetrado su dirigencia. Ahí está el alcalde de Ágreda (Soria) como símbolo señero de lo que está ocurriendo en el seno de un partido, una de cuyas señas de identidad ha sido históricamente el jacobinismo ahora en brazos de formaciones xenófobas, identitarias y de ultraderecha.

Pedro Sánchez ha cruzado la Línea Maginot establecida en el orden constitucional español y, a partir de ahora, incluso con el poder (relativo y muy mediatizado a partir de ahora) en la mano, tendrá que hacer frente a una serie de responsabilidades que esa decisión conlleva. Es una enorme mentira que lo que está haciendo se realice dentro de la Constitución y el Estado de derecho. Y es una enorme verdad que está pisando un nido de serpientes con grave daño para la integridad y la dignidad nacional, además de romper principios básicos en una sociedad de progreso y democrática.

A partir de que se lleve a cabo la toma en consideración de la proposición de ley de la amnistía y se produzca la investidura, el que toma el control de las decisiones gubernamentales –es decir, del poder ejecutivo y del legislativo– en España no es otro que Carles Puigdemont. Junto a él, Junqueras, Otegi y Urkullu, esto es, lo mejor de cada casa.

Hay una cosa en la que Sánchez coincide con todos sus socios, los mismos que se quieren cargar la monarquía parlamentaria, y ello es que si se han atrevido a tamaño desafío es porque enfrente hay una sociedad apática, despreocupada y mimetizada con el pasotismo y el viejo adagio de «quién venga atrás que arree».

Hemos entrado ya en arenas movedizas y en pantanos con agujeros oscuros.