Los hombres más divertidos de 2022
Tal como prometí en mi columna homóloga, pero femenina, Las motomamis de 2022, regreso con los hombres que han logrado sacarnos de la realidad tediosa de lo cotidiano con sus personalidades divergentes, sus salidas de tono, sus mmm… micciones fuera del tiesto, con su sinceridad, su impudicia, su sentido del humor o todo junto. ¡Gracias señores, un beso de tornillo, periodístico, para cada uno!
Zelenski
En 2008 protagonizó su Sexo en Nueva York particular (muy exitoso y criticado por ser una mala versión para hombres de la mítica serie) donde el presidente de Ucrania interpretó a un promiscuo dentista que, tras ingerir un mágico bebedizo, es privado de su capacidad eréctil hasta que consigue enamorarse de verdad. En 2012 interpretó a Napoleón en una comedia nauseabunda (y divertida), vomitada por la crítica, en la que el emperador es un insaciable depredador sexual rodeado de guapísimas amantes con pinta de modelos noventeras. ¿Quién le iba a decir cuando bailaba en el Mira quién Baila ucraniano, que ganó en 2006, que en 2022 lideraría el bando de los aliades en una hipotética tercera guerra mundial?
Pedro Sánchez
Muchos políticos se dedicaron antes al cine, pero ¿a la inversa? ¿Presidentes reconvertidos en actores? ¿Y quién mejor que nuestro bello nacional que a todos nos resulta, más que un político, un actor haciendo de político? ¡Los planos de galán que se están perdiendo las telenovelas turcas…! Y luego sus operísticas puestas en escena que siempre acaban en sainete… Por supuesto, se personó en Ucrania para visitar a Zelenski y hacerse una foto para el book, al lado de un edificio semiderruido, con bien de devastación. Y en el centro, emergiendo cual Victoria de Samotracia o, más cercana a sus referentes, como sirena de Disney, esa divinidad universal, esa estrella rutilante por la que se tiene a sí mismo. Otro año intenso para este presidente que pasará a la historia por tener el mejor facialista del mundo.
Will Smith
Que síii… Hubiera sido más civilizado que Smith abandonara el Dolby Theatre orgullosamente y con la nariz levantada mostrando así su repulsa hacia el guion de los premios, en vez de abofetear al mentecato presentador, coincido; pero nos regaló, a su costa y a la del presentador impertinente y golpeado, uno de los momentos más chispiritosos de la historia de los Oscar. Para meditar: la hipersensibilidad que tenemos ante la violencia física y la escasísima atención que prestamos a la violencia psicológica y a la agresividad pasiva, que campa alegremente donde quiere.
Carlos de Inglaterra
Carlos Felipe Arturo Jorge, nacido en Buckingham el 14 noviembre de 1948, hijo y viudo de dos mitos incuestionables (Isabel II y Diana) es el monarca más vetusto en acceder al trono y puede presumir de otros muchos atributos que lo convierten en miembro de esta honrosa lista. El rey Carlos es el hombre más elegante del mundo (y el único hombre creíble en chaqué) pero al mismo tiempo es el autor del piropo más cerdo que hemos escuchado nunca y que dedicó a su Camila, amante en esos tiempos pretéritos, y que se filtró, y que es el más repugnante concebido por un alma humana torturada. No pienso repetirlo. En 2022 hemos sabido que Carlos III no sale de casa sin su osito de peluche y sin su excusado personal y que sus diligentes vasallos le abrochan los zapatos y hasta los calzones… No obstante, se pasa el día montando pollos a cuantos le rodean. ¡Y no le importan las cámaras! A este showman.
Joe Biden
Todos sabemos que no es el presidente de los Estados Unidos de América sino Kamala Devi Harris. No obstante, mientras se deciden a dar la cara y poner las cosas en su sitio, Biden nos deleita con sus desatinos de personaje del cine slapstick: manos descontroladas a la caza de quien no deben, miradas de desconcierto, narcolepsia, bajadas cuando hay que subir, comparecencias erráticas, tropiezos físicos y sociales y faltas de cortesía flagrantes. Meditemos: ¿cuánto la tiene que cagar un señor para que se les expulse o reconvenga? Mientras no descuartice bebés en una plaza y se beba su sangre para eructar después, todo lo que haga, por mediocre o innecesario que sea, cuela. Riamos, al menos.
Íñigo Onieva
Tras unos meses patibularios boicoteado por el clan Preysler, expulsado de su residencia y aplastado bajo un alud de acusaciones y descrédito mediático por un beso perdido en un concierto, parece que por fin, y si no ocurre nada más, va a convertirse en yerno de la campeona del papel cuché y padre de una caterva de pequeños influencers que nos hagan desconectar, como sus papis. Y yo, enemiga de linchamientos, bullings y de la superioridad moral, me alegro. De hecho, les invito, amigos, a agradecer a la pareja las semanas de evasión que nos han regalado, donde la dama, por más monina, no es una santa e Íñigo Onieva tampoco es un monstruo. Eso sí, el comunicado laísta («Me duele enormemente haberla hecho daño») es… ¡Qué diría Vargas Llosa! ¡Muy posiblemente en 2023, el Premio Nobel encabece este listado!
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