Gobierno de cigarras
Anda el río revuelto en las reuniones -mejor dicho, videoconferencias- europeas. Otra vez las dos Europas, la del norte que mira por su dinero y la del sur que pide solidaridad, la de las cigarras sureñas que bailan al sol y las hormigas nórdicas que trabajan bajo la lluvia. Eso dicen los titulares y, si nos quedamos en ellos, corremos el riesgo de simplificar el debate en un juego de buenos y malos en el que, lógicamente, defenderemos nuestros colores.
Pero, ¿es así de simple o estamos ante una nueva manipulación monclovita? ¿Quiénes son las cigarras y quiénes las hormigas?
Hace ya tiempo que ningún país europeo puede mirar por encima del hombro a España. Muchas de nuestras empresas son líderes mundiales en su sector de actividad: la mayor obra de ingeniería civil del mundo (el canal de Panamá), el AVE Meca-Medina, o la empresa líder en el mundo de la moda son ejemplos made in Spain, contamos con el tercer banco por activos de la zona euro por delante de alemanes y holandeses, ya nadie nos gana en turismo recibido y, gracias a la España que madruga, somos capaces de crecer a un ritmo superior a la media europea.
En lo social vivimos en el quinto país más seguro del mundo, el quinto mejor para nacer mujer, el tercero con mayor esperanza de vida, líder mundial en trasplantes y el segundo con menor mortalidad infantil y que mejores índices de salud tiene. Y ya podrían aprender de nosotros en redes sociales y en la atención a nuestros mayores.
Entonces, ¿somos unas cigarras vividoras? ¿Dónde está el problema? Para variar, el problema es el Gobierno. Merkel o Rutte no se fijan en la España que madruga a la hora de mutualizar la deuda. Se fijan en los responsables de las cuentas públicas y, ¿qué es lo que se encuentran?
Ellos no ven a las familias españolas que procuran gastar menos de lo que ganan. Lo que ellos ven es un gobierno que gasta más de los que recauda y así, mientras sus países consiguen superávit desde hace años, España sigue presentando un déficit superior al 2,5% del PIB; mientras la deuda pública alemana apenas supera el 60% del PIB y la holandesa es del 52,40, la nuestra alcanza el 97,60%; y la prima de riesgo de España frente Alemania es ya cuatro veces mayor que la holandesa. Ellos ven un Gobierno para el que todo esto eran aburridas cosas de Rajoy para salvar Bancos y que no afectan “a la gente”.
Ellos no ven que la España que madruga intenta aprovechar los tiempos de vacas gordas para cuando vienen las flacas. Lo que ellos ven son Gobiernos que prefieren el despilfarro no vaya a ser que pierdan las elecciones y se lo gaste el siguiente. Así lo comprobaron cuando en 8 años Zapatero se gastó más que en los 16 años anteriores juntos (1 billón más que en las dos legislaturas anteriores, descontando pensiones y gastos financieros).
Ellos no ven a esos autónomos que para poder subir la persiana evitan gastos superfluos. Lo que ellos ven es un Gobierno para el que la única forma de atender las necesidades extraordinarias es más gasto, más impuestos y más deuda; nada de cerrar chiringuitos, cortar el grifo de tan generosas como inútiles subvenciones o buscar nuevos modelos de gestión.
Ellos no ven una España capaz de crecer, de innovar y de trabajar. Lo que ellos ven es un gobierno en el que el presidente desautoriza a su ministra de economía para regocijo de un vicepresidente comunista que se frota las manos a costa del contribuyente, un gobierno que desprecia las reglas básicas de la estabilidad presupuestaria, ahoga a las pequeñas y medianas empresas y pretende nacionalizar a las grandes.
Ellos ven un gobierno de ultraizquierda, sí, de ultraizquierda, donde se sientan populistas y comunistas, que cada vez que toma una decisión nos hace más pobres, que prioriza su sectarismo a la responsabilidad y que demoniza al sector privado y se adueña del público.
¿Dejaría VD su dinero a ese Gobierno?
Sin embargo, Europa no puede dar la espalda y existe una solución: el MEDE (Mecanismo Europeo de Sostenibilidad). El problema es que acudir al MEDE supone aceptar condiciones y los hombres de negro podrían frustrar los objetivos de despilfarro y la dolce vita de los que maman del BOE.
Pero todo esto no les preocupa, seguro que Sánchez ve en ello otra oportunidad, una más. Sánchez necesita culpables para su relato y aquí tiene uno más, la avariciosa derecha europea que viene con su austeridad a recortar derechos sociales.
La falta de material para nuestros sanitarios o la mayor expansión del virus no tienen nada que ver con el 8M o con la falta de previsión, sino que se debe a los recortes de Rajoy, nos dirán. Y la mayor gravedad económica que seguirá a la pandemia tampoco será consecuencia de las erráticas improvisaciones de Sánchez, será culpa de Europa y de las Derechas. Así nos lo repetirán Ferreras y cía para que miremos hacia otro lado y, si hace falta, subvención mediante. A los autónomos que han dejado de trabajar ni un euro de descuento pero a Roures y Wyoming que no les falte de nada.
Una vez más, el daño no nos lo hacen desde fuera. Ese es el drama. Agustín Argüelles ya lo decía: «un Estado se pierde igualmente entregándolo al enemigo o equivocando los medios de salvarlo». España no es un país de cigarras, otra cosa es su Gobierno.
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