¿No hubiera sido mejor hacer un debate sobre el yihadismo?

¿No hubiera sido mejor hacer un debate sobre el yihadismo?

En una nueva edición del día de la marmota parlamentaria, Mariano Rajoy fue un gigante en Liliput. El nuevo curso político empezó con el mismo fondo y las mismas formas que terminó el pasado: muchos gritos, viejas afrentas, el fatuo espectáculo del populismo bolivariano y un presidente del Gobierno que, a pesar de estar en minoría, no tiene rival cada vez que intentan buscarle las cosquillas en el Congreso de los Diputados. Con el último atentado yihadista aún reciente, lo más conveniente hubiera sido hacer un debate especial sobre cómo combatir a los asesinos. Lejos de eso, la oposición, en especial Podemos y PSOE, ha querido acorralarlo con un tema que han discutido ya en 52 ocasiones. Quizá precisamente por ello, por el tufo a encerrona partidista que tenía el pleno, al término del mismo tanto los de Ferraz como los de Maduro han salido con el peso de la derrota sobre sus hombros.

OKDIARIO desde su fundación y su director, Eduardo Inda, a lo largo de toda su carrera, han demostrado sobradamente que creen en la lucha contra la corrupción. De ahí que la investigación periodística sea la bandera de este medio. No obstante, no tenía ningún sentido que el jefe del Ejecutivo acudiera este miércoles a la Cámara Baja para hablar de Gürtel cuando ya había dado las explicaciones pertinentes en la Audiencia Nacional hace poco más de un mes. No obstante, cuando el interés político y el show por show se imponen al sentido común y al estricto servicio ciudadano, al final ocurre lo que ha pasado este miércoles en la carrera de San Jerónimo: el bumerán político se vuelve con tal fuerza que te deja en evidencia. Ante unos rivales políticos que aún parecían de vacaciones, Rajoy ha pasado al ataque para desnudar, caso por caso, las miserias de los que tanto habían insistido en la emboscada.

El presidente ha hecho bien en defender el concepto ‘unidad’ por encima de cualquier otra idea. La unidad es imprescindible contra el terrorismo, para apuntalar la recuperación económica y, dado el contexto presente y futuro, contra el desafío independentista. Un contexto que, a pesar de su gravedad, no es suficiente para que Podemos adquiera un mínimo sentido de Estado. Pablo Iglesias ha intentado embarrar el terreno de juego y al final, como siempre que se enfrenta a Rajoy, ha salido goleado. Ante sus constantes intentos de criminalizar al presidente del Gobierno por la trama Gürtel, éste le ha respondido preguntándole por los chorros de dinero que Podemos recibe de Irán y Venezuela. Un puesta en escena al ataque que también ha dejado en evidencia a Margarita Robles con la referencia al caso Lasa y Zabala. Demostración de que todos los partidos tienen un pasado y que los responsables públicos deberían ser más estrictos a la hora de respetar la presunción de inocencia y no acudir al Congreso con el único objetivo de sacar rédito político. Esperemos que este nuevo curso institucional sirva para centrarse en temas esenciales que requerirán un amplio acuerdo y mucho sentido de Estado. La trifulca constante no puede ensombrecer asuntos tan importantes como la lucha antiyihadista.

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