Opinión

La expulsión de Nicolás Redondo Terreros

  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Cuando en los años de plomo de ETA, Nicolás Redondo Terreros corría el riesgo cierto de caer bajas las balas o las bombas de la banda terrorista, Pedro Sánchez se dedicaba a jugar al baloncesto en el Instituto Ramiro de Maeztu y a conquistar chiquillas.

Hoy uno aspira a convertirse de nuevo en jefe del Gobierno y el otro es expulsado sin miramientos de la formación política que fue su casa y la de su padre. Y todo ¿por qué? Porque el hijo del sindicalista no está dispuesto a «tragar» (Felipe González dixit) con las fechorías del mandamás. Se trata, obviamente, de un aviso a cuanto díscolo está apareciendo en las filas del PSOE en un acto de autoritarismo propio del sátrapa en el que se ha convertido el muchacho de Tetuán.

Conozco de hace tiempo a Nicolás Redondo Terreros, una persona en la que destaca antes que nada su bonhomía, su coherencia y su limpieza. Nunca le ha interesado el poder por el poder y en esas está. Hay quien desde la amistad le reprocha no haber abandonado antes las filas de la formación. No estoy de acuerdo. Mejor que Sánchez y sus edecanes se hayan retratado para la historia con su expulsión sumaria. No siempre ganarán los malos.

Dicha expulsión -probablemente llegarán otras- refleja bien a las claras que el PSOE de la Transición y postransición ha muerto. Lo que hay ahora es una fotocopia del alma de Pedro Sánchez en estado puro. Poder, poder y poder. Las ideas y valores no tienen ninguna importancia. En primera instancia, Sánchez va ganando, veremos dentro de un tiempo, porque al fin y al cabo su poder pende de un muy delgado hilo.

La coherencia de Nicolás Redondo Terreros, digno hijo de su padre, es lo que más resalta dentro de la factoría de detritus que es Sánchez. Entiendo que al presidente del Gobierno en funciones le saque de quicio el que fuera dirigente histórico del socialismo español en el País Vasco. Es su particular Tomás Moro, irreductible ante los requiebros de Enrique VIII. Dentro de muy poco tiempo, Redondo Terreros será recordado como un hombre cabal, fiel a sus principios. Sánchez como un felón.