Exhumado Franco, que Sánchez responda ya a los golpistas con el 155
La salida inminente de los restos mortales de Francisco Franco del Valle de los Caídos podrá punto final a largos meses de polémica y a una batalla judicial en la que el Tribunal Supremo resolvió a favor del Gobierno en su pretensión de exhumar al dictador e inhumarlo en el cementerio madrileño de Mingorrubio, donde se ha prohibido cualquier concentración porque «colectivos afines a los manifestantes están especialmente activos estos días, atendiendo a lo que está ocurriendo en Cataluña». Un argumento del Gobierno surrealista y falaz, porque quienes están «especialmente activos estos días» no son precisamente quienes pretendían concentrarse en Mingorrubio, sino los separatistas violentos que han sembrado el caos en Cataluña.
Como la legalidad no es incompatible con la instrumentalización con fines propagandísticos y electorales, OKDIARIO reitera su tesis de que Pedro Sánchez no se ha movido por un deseo de hacer justicia. La democracia en España no era imperfecta, ni dependía para alcanzar su madurez de que Franco saliera del Valle de los Caídos, como de manera petulante subrayó el jefe del Ejecutivo en su discurso en la ONU.
El traslado, lo ha dicho el Supremo, es legal, pero ello no significa que la pretensión del presidente del Gobierno no obedezca a razones de mera rentabilidad política. Que el Ejecutivo socialista haya colocado a Franco en el centro de su acción demuestra hasta qué punto Pedro Sánchez ha convertido su gestión en un mero ejercicio de perpetuación en el cargo. La fortaleza de la democracia no se mide por su capacidad para trasladar los restos de un dictador, sino por su capacidad para hacer frente al desafío de los golpistas catalanes, por ejemplo. Es ahí donde un gobernante da su verdadera talla, no ganándole el pulso en los tribunales a la familia de Franco.
La Ley de Memoria histórica que ha servido de cobertura a Sánchez para lograr su propósito es, por otra parte, una trampa tendida por la izquierda y el independentismo -y no desmontada por el PP cuando tuvo mayoría para hacerlo- con el fin expreso de maniatar a quienes discrepan de su falso relato del pasado. Una mezquina reinterpretación histórica en la que personajes tan funestos como Santiago Carrillo, Largo Caballero, Dolores Ibarruri ‘La Pasionaria’ o Luís Companys son elevados a la condición de referentes morales, mientras se estigmatiza sin matices a todos aquellos que en su día no se plegaron a las tesis del socialismo radical, el comunismo salvaje o el independentismo golpista. Si se exhuma a Franco, ¿se borrará del callejero a los anteriormente citados? No, claro.
Con el traslado de Franco, Sánchez busca desesperadamente invertir la tendencia que marcan las encuestas. Es su gran baza electoral, su tabla de salvación. Resulta un sarcasmo que su manera de garantizarse el futuro sea revolviendo y atizando el pasado. Es toda una ironía que el presidente del Gobierno socialista de España se encomiende a Francisco Franco para seguir en el poder. Si quiere ser creíble, exhumado el dictador ahora tiene que enfrentarse a los golpistas catalanes y aplicar el artículo 155 de la Constitución.
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