Opinión

La cumplida profecía de Ayuso y los dos referéndums que vendrán

El 2 de diciembre me encontré de nuevo en el foro OKLÍDERES con el mejor presidente de la democracia: José María Aznar. Como quiera que siempre acierta en sus augurios, doy sobrada fe de ello, le pregunté si creía que Pedro Sánchez se atrevería a abaratar la malversación para agraciar a sus socios golpistas. Yo continuaba pensando que por muy desahogado que sea, que lo es y en cantidades industriales, no se atrevería a tanto. Aznar aclaró mis dudas en milésimas de segundo respondiendo cual resorte: «Por supuesto, no lo dudes, Eduardo». Lo clavó y encima en tiempo récord: ni una semana después, la posibilidad se convertía en realidad, y 13 días más tarde la salvajada adquiría categoría de ley. Un nivel de acierto similar al que exhibió en diciembre de 2021 cuando le inquirí por la tan pueril como suicida batalla emprendida por Casado contra Ayuso: «Vamos al abismo». Y vaya si el palentino acabó en el abismo.

Como augur, Aznar no tiene precio. E Isabel Díaz Ayuso no le va a la zaga. Al mayor talento joven de la política nacional le llaman de todo y por su orden porque se atreve a verbalizar lo que tantísimos piensan, incluidos los malos, pero no se atreven a decir. Además de los consabidos y ya aburridos «fascista», «corrupta» y «loca», la tildan sistemáticamente de «radical». Los taimados o los imbéciles que le endilgan este epíteto olvidan que «radical» es etimológicamente «aquél que va a la raíz de los problemas». Y digo olvidan y no olvidan porque el cerebro no les da para más. Son abundios de la vida.

Aún recuerdo cómo el sanchismo —que no el PSOE— y Podemos, la chusma que tiene de socios a ETA y a una formación (ERC) que en cualquier democracia de calidad estaría ilegalizada, la ponía a caer de un burro cuando hace dos años largos vaticinaba que acabarían indultando a los golpistas catalanes. Y no es que Sánchez y el delincuente de Pablo Iglesias los hayan excarcelado, que también, es que ahora les dejan en sustito la muerte civil y penal que en un Estado de Derecho digno de tal nombre supone robar caudales públicos. Al más puro estilo Aznar, también pronosticó que la malversación saldría prácticamente gratis y a partir de mañana, si ese dios laico que es el Tribunal Constitucional no lo remedia, saldrá prácticamente gratis.

A Ayuso la llaman de todo y por su orden porque se atreve a verbalizar lo que tantísimos piensan, incluidos los malos, pero no se atreven a decir

La presidenta de la Comunidad de Madrid, que lo seguirá siendo y por mayoría absoluta gracias a la torpeza de Vox de boicotear los Presupuestos, también comentó hace meses que al más puro estilo de la izquierda de la Segunda República con la victoria electoral de la CEDA, los socialcomunistas no dejarán pacíficamente el Gobierno de España. Si es que lo dejan en el caso de que pierdan las generales. Lo apuntó en la entrevista que concedió al arriba firmante en marzo pasado: «El sanchismo la puede liar cuando tenga que abandonar el poder».

Félix Bolaños dio muestras el pasado viernes de cómo se las van a gastar si Juan Español los manda a casita por las barrabasadas perpetradas, todas ellas con un común denominador, la maldad. Sólo gente moralmente repugnante es capaz de tener de socios de gobernabilidad a ETA, a los tejeritos catalanes o a los sicarios de la narcodictadura venezolana. En una actuación más propia de la Nicaragua de Ortega, de la Venezuela de Maduro o de la Argentina de Kirchner, la cara amable del Gobierno advirtió al Constitucional de «consecuencias imprevisibles para la democracia» si acaban aceptando el recurso del PP sobre el cambio de sistema de elección de los magistrados del Tribunal. Una golfada, la de Sánchez, que es clónica a la que implementó Hugo Chávez cuando vio que los magistrados del Supremo se resistían a cumplir sus despóticos designios: pasar de la mayoría reforzada de tres quintos para la cooptación por parte del Parlamento a la simple.

El matonismo del poder Ejecutivo sobre el Judicial tuvo su continuación en la persona de Patxi Nadie, perdón, Patxi López. El que pasa por ser el político más justito de la Carrera de San Jerónimo se permitió el lujo de chulear a un órgano como es un Constitucional que en cualquier estado occidental ostenta la consideración de sagrado e intocable. «Espero», apuntó un tipo con menos luces que un barco pirata, «que el Tribunal Constitucional no impida que el Congreso haga su trabajo». Me temo muy mucho, pues, que Sánchez no dejará pacíficamente el Falcon, el Airbus, el SuperPuma, Moncloa, Quintos de Mora, Doñana y el palacio real de La Mareta.

Sólo gente moralmente repugnante es capaz de tener de socios a ETA, a los tejeritos catalanes o a los sicarios de la narcodictadura venezolana

Peor aún que estos son los vaticinios que la presidenta de Madrid ha puesto encima de la mesa hace no tanto. El lunes pasado, en el programa del maestro Carlos Herrera, esbozó una tesis que a mí me anticipó on the record hace meses: «El Plan de Sánchez pasa por otro referéndum en Cataluña y uno sobre la Monarquía». A sus queridos enemigos de la izquierda les ha faltado tiempo para darle la razón. Lo confesó Salvador Illa esta misma semana. Lo niegan desde Iceta hasta María Jesús Montero, pasando por el propio presidente, pero ya se sabe que cuando todos estos opinan hay que colegir que pasará lo contrario de lo que suscriben. El embusterismo sanchista se ha convertido en una peligrosa moda dentro del Partido Socialista. Mienten más que hablan.

Claro que habrá referéndum de independencia en Cataluña. Le darán forma para que los temerosos tribunales españoles no lo frenen, pero lo celebrarán. Será un golpe de autocracia más porque carecen de los tres quintos o los dos tercios del Parlamento necesarios para cambiar la Constitución e introducir esta posibilidad. El cristo que se va a montar será de aúpa, tomen el nivel de participación que tomen para otorgar viabilidad al pronunciamiento de los ciudadanos catalanes. Que habrá plebiscito, que no consulta, «consulta» es ir al médico, lo demuestran los antecedentes. Para continuar en el machito, Sánchez ha cumplido íntegramente todas las ilegalidades que le han exigido los golpistas catalanes. TODAS.

El embusterismo sanchista se ha convertido en una peligrosa moda dentro del Partido Socialista. Mienten más que hablan

El más peliagudo de los referenda, que es la expresión más culta del plural de referéndum, es el que, Ayuso dixit, se puede celebrar sobre el sistema de Estado. La dicotomía Monarquía-República la han puesto encima de la mesa todos y cada uno de los peligrosos aliados del maldito Pedro Sánchez: Podemos, ETA, ERC, PNV y Compromís. La estadística ratifica que habrá referéndum sobre la Monarquía porque Sánchez sabe que tiene que obedecer a esta gentuza si quiere retener la poltrona y porque, no lo olvidemos, a un tipo tan psicopático y megalomaniaco como él lo que le gustaría de verdad es ser presidente de la República para no tener a nadie encima de él.

Todas estas cacicadas consumadas y las que están por venir nos abocan a un enfrentamiento civil. No quiero pensar la que se montará si Pedro Sánchez ejecuta al completo su siniestro y golpista plan. Este indeseable nos lleva a una nueva Guerra Civil que, obviamente, no será como la de 1936 porque las cosas han cambiado afortunadamente en el mundo. Pero habrá violencia física si ejecuta su perverso plan. Muy especialmente si desaloja del poder, por las buenas o por las malas, de facto y/o de iure, a Don Felipe. Que me temo muy mucho que eso está más próximo de lo que pensamos todos… menos Ayuso.