¡Cuidado, Sánchez, que viene Puigdemont!

Puigdemont Sánchez

La decisión está tomada: el juez instructor de la causa del procés, Pablo Llarena, levantará la orden de detención a Carles Puigdemont la semana que viene tras escuchar a las partes, a las que ha dado un plazo de 5 días para presentar alegaciones después de la publicación en el BOE de la Ley de Amnistía. Eso no significa que el Tribunal Supremo no vaya a plantear una cuestión prejudicial ante los tribunales de la UE, sino que aunque esta se presente, el juez no puede mantener una orden de detención que perjudica a una persona que finalmente podría beneficiarse de la amnistía.

El Supremo confía en tumbar al menos una parte de la Ley de Amnistía en el TJUE, pero en estos meses hasta que se pronuncie el tribunal con sede en Luxemburgo, hay que levantar las cautelares, lo que significa que a partir de la semana que viene, Carles Puigdemont, podrá regresar a España sin temor alguno a ser detenido. La única opción de Llarena para mantener las cautelares de Puigdemont sería que, en efecto, considerase seguro que el delito de malversación que atribuye a los independentistas no es amnistiable, pero en caso de duda tiene que actuar a favor de los investigados.

Pedro Sánchez ha vendido la dignidad del Estado a cambio de su permanencia en el poder, pero se equivoca el presidente del Gobierno si piensa que Carles Puigdemont va a estarle agradecido. Nada más lejos de la realidad, hasta el punto de que el líder de Junts va a elevar el precio de sus exigencias. En cualquier caso, su regreso lo utilizará como catapulta para posicionarse como referente del separatismo en caso, bastante probable, de que tengan que repetirse en otoño las elecciones catalanas. De modo que Sánchez ya sabe lo que le espera: su continuidad en la Moncloa no depende de su voluntad, sino de lo que decida un Puigdemont persuadido de que no le debe ningún favor.

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