Opinión
Tecnosapiens

Cuando los padres violan la intimidad de los menores

Hace unos días, Samantha Vallejo-Nájera, la famosa jurado de Master Chef,  que cuenta con la nada despreciable cifra de 828.000 seguidores en Instagram, se llevó el disgusto de su vida. El caso es que ella, al igual que cualquier madre, decidió llamar la atención a su hijo por estar viendo demasiado la televisión y éste se puso a llorar. Hasta allí nada grave, una situación absolutamente “normal” que vivimos los padres a diario con nuestros hijos. Sin embargo, lo que no resulta tan normal, es que Samy, como ella misma se autodenomina, lo grabó en vídeo y lo publicó en redes sociales.

Imaginaros la escena. Mientras que con la mano derecha reprimía a su hijo, con la mano izquierda estaba grabando. ¿Tomarías en serio a tu madre si hiciera lo mismo? El caso es que tan solo un par de minutos después, la chef comenzó a recibir un aluvión de críticas en Twitter e Instagram, como la siguiente:

“Le haces llorar por ver la tele, le asustas con castigarle y encima le grabas y lo subes. Creo que deberías respetarle a él y a su intimidad”. @adara_molinero

Tal fue la presión que tuvo, que horas más tarde no solo retiró el vídeo, sino que además subió otro en el que se le veía la cara bastante descompuesta, pidiendo perdón y afirmando que nunca más subiría vídeos de su hijo.

En esta situación hay varios aspectos que debemos analizar, el primero es la costumbre que han adquirido muchas de las llamadas influencers, tales como @Verdeliss con 1,5 millones de seguidores, @Violeta 2,2 millones, y @TamaraGorro dos millones, de convertir a sus hijos (menores de edad) en parte de su exhibición permanente en las redes.

Es tanto lo que sabemos de sus hijos, que incluso @vikikacosta (un millón) ha retransmitido en vivo su propio parto. ¿Es normal que algo tan íntimo como un parto, o la vida de un niño en su día a día, sea exhibido ante los seguidores como si fuera un animal de circo -virtual-? ¿Y cuando son los padres los que violan la intimidad de un menor, quién protege a éste último?

Pues resulta que esta forma de actuar ya tiene un nombre, y es el «sharenting», que consiste en el uso indebido de imágenes de los niños por parte de sus padres. Basta con que uno de los padres o el menor no esté de acuerdo con la publicación, para que el otro retire todas las fotos.

En 2016, una austríaca de 14 años descubrió que sus padres habían publicado más de 500 fotos de ella en Facebook, y que en la zona de comentarios, amigos y desconocidos opinaban acerca de su vida. Ella demandó a sus padres por violación a la privacidad, pero sobre todo por la Ley de Protección de Datos. No solo ganó el proceso, sino que sus padres tuvieron que indemnizarla por el hecho.

Es gracioso que muchos padres se quejen del uso que sus hijos hacen de las redes sociales, cuando ellos mismos incurren en comportamientos inadecuados por falta de conocimiento de la red. Aquí nadie está a salvo.

Si Samantha o cualquier influencer supiera que cada foto o hashtag que pública del niño genera datos, que a su vez alimentan la huella digital de este, y que esta información en “algún” momento podría ser aprovechada para hacerle daño, tal vez no exhibirían tanto a su hijo.

Como siempre, en esta situación hay una falta de educación tremenda. Y como los niños no podrán defenderse hasta que tengan conciencia del hecho, y para entonces será imposible borrar esas publicaciones, seguiremos viendo a padres inconscientes difundiendo las fotos de sus hijos.