Opinión

Ciudadanos no suma, Cataluña no suma

El domingo se conoció la primera gran encuesta para las elecciones legislativas catalanas a celebrar este año, elaborada por GAD 3 para La Vanguardia. Más allá de la pelea independentista (JxCat sigue subiendo y no podemos descartar que vuelva a superar a ERC), es interesante observar lo que ocurre con el llamado «bloque españolista».

En 2017, Cs obtuvo el 25,4% de los votos y el PP el 4,2% (29,6% en total). Para estas elecciones, el sondeo prevé que Cs obtenga el 8,5%, el PP el 6,7% y Vox el 4,4% (19,6%, es decir, diez puntos menos que hace dos años y medio). Para la hipótesis de que se conforme la coalición ‘Cataluña suma’ (C+), obtendría un 14,5% y Vox bajaría al 3,7%. Es decir, que el efecto de la coalición es que casi una quinta parte del electorado de Vox se desplaza a la coalición, pero una parte de los votantes de la coalición se pasan al PSC, que pasaría del 20,3% sin ‘Cataluña suma’, al 21,1% con la coalición. Una mínima parte del voto de Cs se iría a JxCat, que del 19,8% sin la hipotética C+ pasaría al 20%.

Cuando nació Cs, se presentó como un partido joven, regenerador, autonomista, antinacionalista, y de centro…izquierda. En esas condiciones obtuvo en dos ocasiones tres escaños en el Parlament. Más adelante empezó a pisar el acelerador y se presentó como una fuerza socialdemócrata, como el único centro izquierda no nacionalista. Ello, en un contexto de decepción del votante socialista español por la deriva nacionalista del PSC con los tripartitos, el Estatut etc, unido a la crisis, le permitió llegar a nueve escaños. Vinieron entonces las elecciones ‘plebiscitarias’ de 2015, y Cs pasó de 9 a 25, al ser la fuerza que con más vigor se oponía a la deriva independentista. Tanto vigor mostró en el corto mandato que terminó con la aplicación del Art. 155, que en las elecciones de 2017 logró ganar y alcanzar los 36 escaños.

Como todo el mundo recuerda, la prisa pudo con Cs, que exigió que la aplicación del 155 fuese con elecciones inmediatas (porque aspiraba a subir). Pasaron las elecciones, y se acabó el 155. Podrían haber apoyado algo diferente, por ejemplo que el 155 siguiese en vigor más tiempo e Inés Arrimadas hubiese sido nombrada presidenta provisional de la Generalitat por el Gobierno central, pero fueron al puro interés electoral. Pese a la prisa electoralista, y la victoria de Cs, no tuvieron arrestos de presentarse a la investidura (para perderla, si, pero para hacer el discurso alternativo que, según ellos, Cataluña necesitaba). Luego Inés se fue a Madrid…y hasta hoy: se prevé que Cs pierda tres cuartas partes de sus votos, y que el bloque’ ganador de aquellas elecciones pierda 10 puntos, ante la incapacidad de ofrecer alternativa. Paralelamente, el PSC de Iceta, que ha seguido ahí, y que tiene una alternativa (cuestionable, pero la tiene) se prevé que de un subidón.

La trayectoria errática de Ciudadanos ha sido letal para el españolismo/constitucionalismo en Cataluña. Cs gozó del apoyo de una gran parte del PSC y de una mínima parte del voto convergente. Ha demostrado que no sirve para nada, y sus electores se vuelven por donde vinieron. A més a més, parte de ese electorado nunca votaría al PP, y si se forma C+ la fuga aumentará. Por otra parte, el PP tiene buenas expectativas en solitario y es muy discutible que deba meterse en el lío que propone Arrimadas (la ganadora desertora). Ciudadanos no suma… Cataluña no suma.

Veremos si se forma la coalición, pero si se forma, será el final de Cs. No es extraño, por tanto, que la alternativa Igea sea tan crítica con las maniobras de Arrimadas. La única posibilidad que tiene Cs de volver a ser algo, es volver a morder en el electorado con el que creció: los españolistas votantes del PSOE. La historia les da una nueva oportunidad con los pactos que hoy atan al PSOE. Veremos si la aprovechan. Pero como comienzo, lo de C+ no parece una buena idea.