Ciudadanos no puede dar la espalda al deseo de la mayoría de madrileños

Ciudadanos no puede dar la espalda al deseo de la mayoría de madrileños

En los últimos días Ángel Gabilondo cumple con su papel. Habiendo quedado el PSOE primero en las elecciones regionales madrileñas, y contemplando la tendencia al bloqueo para ver quién preside la Comunidad, Gabilondo plantea a Ignacio Aguado, presidente regional del tercer partido más votado, la posibilidad de formar gobierno. Los números cuadrarían. Gabilondo, desde luego, actúa en buena lógica para la defensa de sus intereses.

Pero una cosa son los números y otra, el relato que los anuda y les otorga una forma coherente hasta convertirlos en verdad. Y la verdad de la región madrileña es que la mayoría de sus ciudadanos quieren, de manera abrumadora, un Gobierno autonómico de centroderecha. De hecho, Ciudadanos concursó a las elecciones generales y autonómicas presentándose como un inequívoco partido de centroderecha. La traición a sus votantes sería muy grande, en el caso de que por unos dimes y diretes con Ayuso y Monasterio Ciudadanos acabase haciendo presidente a Gabilondo, un señor muy educado y afable, sin duda. Y ex ministro de Zapatero.

Todo partido político tiene que combinar su estrategia por alcanzar el poder con el servicio a unos principios que, a su vez, son la vía de acceso para mejorar el interés general de los votantes. En su estrategia madrileña, Ciudadanos trata de maximizar su resultado, no quedando tampoco bajo la sombra de ningún otro partido en el proceso de la negociación. Hasta aquí, todo OK. Conviene recordar que, ni en el escenario más adverso para el PP, C’s ha logrado dar el sorpasso a los populares. Si sus principios son de centroderecha, si no parece que vayan a sobrepasar al PP en el futuro, y si están al servicio de España, el resultado de esta negociación parece obvio: tripartito de derechas y refundación de las derechas. Cuanto más tarde en realizarse este proceso, más tiempo gobernará Sánchez. La cuestión es saber el tiempo que será necesario emplear para ir desde la fase uno –la estrategia– cuando esta estrategia se revela agotada, a la fase dos –principios– y a la tres –España–. Confiemos en que no sean 10 años. Pero todo puede ser.

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