Cautivo y desarmado…

Rosa Díez

Cautivo y desarmado el Gobierno de Sánchez ha entregado la gobernabilidad de España a los enemigos de España.

Cautivo y desarmado Sánchez ha abrazado el discurso y las posiciones de quienes quieren romper la España Constitucional y democrática .

Cautivo y desarmado Sánchez ha puesto a la Abogacía del Estado al servicio de un delincuente condenado por sedición y malversación.

Cautivo y desarmado Sánchez ha asumido el discurso de los que organizaron un golpe de Estado contra la democracia.

Cautivo y desarmado Sánchez ha hecho una coalición de gobierno con un partido bolivariano que defiende dictaduras como la de Irán o Venezuela.

Cautivo y desarmado Sánchez ha afirmado, a través de su portavoz, que los políticos tienen bula para delinquir siempre que le ayuden a seguir viviendo en el Palacio de la Moncloa.

Cautivo y desarmado Sánchez ha renunciado a que se aplique la ley a los políticos que organizaron desde las propias instituciones autonómicas un golpe de Estado en Cataluña.

Cautivo y desarmado Sánchez ha mendigado el apoyo de los enemigos de la unidad de la Nación española para ser presidente del Gobierno de la Nación española.

Cautivo y desarmado Sánchez se ha plegado a los golpistas y ha decidido constituir una Mesa de Partidos para burlar el debate democrático que tiene su cauce en el Congreso de los Diputados, Cámara en la que reside la soberanía nacional.

Cautivo y desarmado Sánchez ha reconocido como interlocutor político, de igual a igual, al partido que celebraba los crímenes de ETA, al partido que nunca pidió perdón, al partido que sigue organizando homenajes a los criminales terroristas.

Cautivo y desarmado Sánchez ha convertido en interlocutor y le ha pedido su apoyo para formar gobierno al partido liderado por un prófugo de la justicia.

Cautivo y desarmado Sánchez ha convertido en interlocutor y le ha pedido su apoyo para formar gobierno al supremacista que preside la Generalitat de Cataluña.

Cautivo y desarmado Sánchez ha elegido formar gobierno buscando el apoyo de una banda de delincuentes, muchos de ellos condenados en sentencia firme.

Cautivo y desarmado el PSOE ha tragado todas las humillaciones que Sánchez ha infringido a España.

Cautivo y desarmado el PSOE ha renunciado a la que fue una de sus principales señas de identidad a lo largo de su historia: la defensa de la igualdad de todos los españoles.

Cautivo y desarmado el PSOE ha renunciado a ser la izquierda que defiende la unidad de la Nación española.

Cautivo y desarmado el PSOE ha dejado de ser un partido que defiende el orden constitucional frente a cualquiera de sus enemigos.

Cautivo y desarmado el PSOE ha dejado de ser un partido que vertebra España, con un discurso común y progresista, para convertirse en una suma de chiringuitos regionales, de reinos de taifas, al servicio de Sánchez, el nuevo rey sol de la llamada izquierda española.

¿Quién ha desarmado a Sánchez? ¿Han sido los golpistas? ¿Han sido los bolivarianos? ¿Han sido los prófugos de la justicia y los supremacistas? No, Sánchez no ha sido desarmad; Sánchez se ha pasado al enemigo con armas y bagajes. Sánchez no ha sido derrotado ni es cautivo de nadie salvo de su ambición y de su falta de prejuicios. Sánchez ha entregado a los separadores supremacistas y reaccionarios la igualdad de todos los españoles; nunca un colchón palaciego había costado tanto a una Nación

La cuestión es cómo hemos llegado a una situación en la que la ambición desmedida y la falta de prejuicios y de límites éticos y morales de un solo hombre han sido suficientes para someter y desarmar a toda una nación de ciudadanos libres e iguales.

Los españoles de las próximas generaciones pagarán el relativismo y la falta de cultura democrática de nuestra sociedad. Y quizá algún día alguien escribirá unos versos como estos para explicar por qué un reducido grupo de malhechores con cargo público se llevaron por delante lo mejor de nuestra historia democrática.

“Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista…
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata…
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista…
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar”.

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