Casado y la incoherencia de la bicefalia
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El asunto político de la semana en las derechas sigue siendo la guerrilla de Madrid para decidir si la Presidenta regional debe presidir o no el PP de la Comunidad. Muchos analistas han criticado a la dirección popular por crear este conflicto. Sin embargo, el lío tiene más sentido del que parece, como enseguida veremos. Ahora bien, en el caso de que dirección nacional tenga razón y la bicefalia partido/gobierno sea buena, cabe preguntarse ¿por qué no aplicarla además a la dirección nacional?
En cuanto al sentido de la disputa, pienso que es el mero reflejo de la importancia y el poder que tienen los partidos en nuestro sistema. Para bien o para mal, la Constitución española del 78 y su desarrollo han conferido excesivos poderes a los partidos. El centro de decisión hoy en España es el partido y no el Gobierno, las Cortes, las autonomías ni los ayuntamientos. El partido no sólo decide listas para los parlamentos y puestos clave como candidatos a las alcaldías, sino otros muchos puestos en organismos de todo tipo. Por ello, el poder por el partido es casi más complicado de conseguir que el del Estado. Basta ver si no las dos primarias de Sánchez o las que auparon a Casado.
Así las cosas, un modelo de dirección acorde a la importancia y necesidades del partido haría aconsejable tener un presidente o secretario general del mismo que no tenga otras responsabilidades. Algo que ya hizo de algún modo Mariano Rajoy cuando tenía a María Dolores de Cospedal dedicada al partido sin responsabilidades en el Gobierno. Algo que quien mejor ha practicado en nuestra historia reciente ha sido el PNV, cuyo presidente siempre ha sido diferente de sus diputados o del Lehendakari. Un modelo, el vasco, que puede ser calificado de gran éxito, pues ningún partido ha logrado el nivel de hegemonía en el tiempo que tienen los nacionalistas vascos.
Un modelo que dio también resultado en Madrid durante años, hasta que llegó Esperanza Aguirre y quiso ser presidente del partido y el Gobierno regional a la vez. Modelo que, sin embargo, el PP nunca ha practicado fuera de Madrid por los motivos que sean, y por ello Feijóo ha recordado que la pretensión de Ayuso es razonable y normal.
Personalmente pienso que la bicefalia es un buen modelo que, en nuestro sistema constitucional, daría mejores resultados al separar poderes en personas diferentes y dotar de estabilidad de proyecto a los partidos evitando personalismos. Es por ello que me atrevo a hacer una propuesta: si el secretario general del PP lo considera tan buen modelo, ¿por qué no aplicarlo también a la dirección nacional? Estoy seguro de que el electorado vería con muy buenos ojos la permanencia de Casado-Egea al frente del partido siendo otro el candidato al Gobierno de España: por ejemplo Feijóo, Almeida o la misma Ayuso. El resultado electoral sería mejor seguro. Y la estabilidad del proyecto popular sería mayor. Al revés, tampoco sería una barbaridad que Casado siguiera siendo candidato, y el partido lo liderase otro (Almeida, Terol, o incluso recuperando algún guardián histórico de las esencias populares como podría ser una María San Gil, una Tejerina o un Gallardón, Margallo o JoseRa).
La duda es: si semejante cosa no la quieren Casado y Teodoro para ellos, ¿por qué la quieren para Ayuso? Acoger la bicefalia en todo el PP sería lo coherente con lo que defienden para Madrid. Y reforzaría el partido a largo plazo.
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