Carta a Miguel Sebastián

Carta a Miguel Sebastián

Una treintena de dirigentes zapateristas han suscrito un documento de apoyo a las exministras Aído y Pajín en respuesta al ataque machista de Ignacio Aguado, quien manifestó hace dos días que prefería no poner pajínes o aídos en un gobierno, al ser preguntado por el “incumplimiento de la cuota femenina” en el nuevo Ejecutivo bipartito de la Comunidad de Madrid.  Así calificaba ayer, en un tuit, el ex ministro de Industria Miguel Sebastián el atrevimiento del portavoz de Ciudadanos conminando, además, a Albert Rivera a depurar responsabilidades.

Señor Sebastián, en su fuero interno, usted sabe que hemos tragado ya con demasiados chantajes perpetrados contra la sociedad en el nombre del falso movimiento a favor del progreso de la mujer que, entre usted y yo, para ser un movimiento de mujeres súper preparadas, cada vez se parece más a un club privado de exhibicionistas de gabardina pitopáusicos que, como ustedes, sienten una necesidad martilleante de mostrarnos sus inseguridades parafílicas y sus zonas más íntimas para captar la atención de un público que no espera de ustedes tal desarropada actuación.

En primer lugar, voy a tratar de tranquilizarle diciéndole que no se tome usted tan a pecho la opinión generalizada sobre sus dos ministras, pues he de decirle que, a pesar de ser Sánchez un hombre, tampoco casi nadie considera a su voyeur de documentos de Industria como… precisamente el chico más listo de la clase.

No estoy segura de ser una mujer de las buenas, pues no me ha expedido el carnet ninguna de las baronesas de su partido, pero, de todos modos, y viendo que usted toma en consideración los grandes temas que nos preocupan, le voy a explicar yo algunos de los que me rondan sobre la cosita machista: Más que políticas pro mujer, las medidas auspiciadas por las señoras Pajín y Aído durante su mandato, parecen impulsos provenientes de un claro desequilibrio psíquico: la criminalización del amor romántico y la privación a toda mujer de su derecho a anhelar al empotrador, cuyas habilidades para garantizar el placer carnal pleno y saludable inspiran, por otro lado, mucha más confianza que el presidente en funciones “feminista” que manda fabricar un Manual de Resistencia para dar todo lujo de detalles sobre cómo hacerse el amor a uno mismo.

Por otro lado, fíjese; guías inclusivas que prometen al transexual el milagro de la concepción, oligofrénicas denunciando que “el abuso del aire acondicionado es patriarcal”, cuotas de mujer para la esfera público privada que, aunque “necesarias” para el resto según ustedes, sus ministras, concejales y diputadas de cupo nunca aceptan como el auténtico motivo de ocupar el cargo que desempeñan. La cuota made in PSOE las coloca, pero después salen ustedes firmando manifiestos por la “incuestionable destreza” de sus féminas. No sé usted, señor ministro, pero yo no lo veo.

Después está ese otro poso pajinero y aidista, señor Sebastián. El jodido, peligroso, y socialmente inasumible: Vicepresidentas del Gobierno de España pasándose por el arco pelviano el Estado de Derecho al decir que “a la mujer hay que creerla sí o sí por ser mujer”. Si no le parece a usted escandaloso vaya a preguntarle a su colega europeo López Aguilar quien, a pesar de haber aparcado ya aquella denuncia de maltrato interpuesta por su mujer, y según la premisa de su vicepresidenta, por sentido común tenía que haber ido el solito a que le aplicaran la guillotina de género que el mismo ayudó a diseñar junto a Leire y Bibiana, pero para los cuellos de los demás.

Y, para acabar por hoy, fíjese en los 400.000 euros públicos sustraídos por ese par en 2010 a las auténticas víctimas de maltrato para ser inyectados a la ex ministra de Sanidad, Carmen Montón, para que ésta se sacara su máster en Estudios Interdisciplinares de Género de la Universidad Rey Juan Carlos. Las alumnas aventajadas de las que usted se siente orgulloso sólo han demostrado ser diestras en los asuntos de los timo-chiringuitos de la cosa de género.

¿Qué quiere que le diga? Le parecerá a usted muy heteropatriarcal, pero estoy con Ignacio Aguado, sus pajínes y Aídos son nabos borriqueros, y eso no es un motivo para sentirse orgulloso.

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