Carmena no redujo la contaminación, sólo creó problemas

Carmena no redujo la contaminación, sólo creó problemas

Un informe del propio Gobierno del PSOE nos saca de dudas. Carmena planteó una batalla sin cuartel contra la contaminación y ahora se demuestra que no sirvió para nada. En cambio, el Consistorio madrileño ha batido todos los récords a la hora de crear problemas a conductores, comerciantes, hoteleros y hosteleros. Es normal que así sea porque los protocolos anticontaminación y demás medidas puestas en marcha por Manuela Carmena sólo fueron fruto de la improvisación. La última de ellas, Madrid Central, tal y como estaba planteada volvía a plantearse más como un problema que como una solución.

El urbanismo y el tráfico de las ciudades ha de estar al servicio efectivo de los vecinos y del medioambiente. Nadie pone en duda hoy este doble objetivo. Cumplir dichos propósitos implica incorporar las Tecnologías de la Información y Comunicación a la gobernanza diaria de los municipios y dotarlos, al mismo tiempo, de una legislación y unas ordenanzas eficaces; estas son herramientas ineludibles para mejorar los entornos urbanos tanto de cara al exterior, para hacerlos más competitivos y atractivos, como hacia a dentro, pues aumentan la calidad de su gestión pública, la eficacia de las intervenciones urbanísticas y la movilidad en las zonas que más lo necesitan.

Es perfectamente posible avanzar hacia este nuevo modelo, pero es de primordial importancia actuar buscando siempre la colaboración público–privada. Y no sólo para generar un retorno económico, sino también para asegurar que los vecinos de una ciudad viva y pujante como es Madrid son los primeros beneficiarios. Los gestos autoritarios y los resabios fuertemente ideológicos, en cambio, no conducen a nada y tampoco reducen la contaminación. Lo acabamos de comprobar.

Los madrileños comienzan a percibir el cambio de forma y de fondo que ha supuesto José Luis Martínez-Almeida con su llegada a Cibeles. No parece probable que el nuevo alcalde vaya a coartar su libertad con políticas radicales, que buscan más el efectismo publicitario o la imposición ideológica que la mejora real de sus vidas. En este sentido, Almeida parece perfectamente consciente de que la creación de nuevas zonas peatonales y la reducción del tráfico en las zonas más saturadas son operaciones delicadas, que demandan visión de conjunto y ejecución seria.

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