Opinión

Se busca testigo que viera a David Sánchez trabajar

Por ahora, nada: de los siete testigos que han declarado en el juzgado de instrucción que investiga la contratación de David Sánchez Pérez-Castejón en la Diputación de Badajoz no ha habido ninguno que le viera trabajar en su despacho. Algo que viene a confirmar las sospechas de que, pese a que no tenía autorizado el teletrabajo, según la certificación aportada por la propia institución, el hermano del presidente del Gobierno no iba a nunca su puesto laboral. O sea, que el músico cobraba -más de 50.000 euros al año- pese a que no iba a trabajar. Un caso de absentismo de libro que, sin embargo, fue premiado por la Diputación socialista de Badajoz con un cambio de funciones y más sueldo.

David Sánchez fue contratado en julio de 2017 como coordinador de actividades de los conservatorios de música de Badajoz, un puesto de alta dirección creado específicamente ese año, justo cuando su hermano retornó a la secretaría general del PSOE. La actual directora del Conservatorio Superior, María del Rosario Mayoral, ha precisado que David Sánchez mantuvo su despacho en el centro hasta antes de Semana Santa de 2023, cuando le comunicó que tendría uno nuevo en la Diputación dirigiendo la Oficina de Artes Escénicas.

Sin embargo, según la documentación aportada al caso, entre mayo de 2023 y mayo de 2024 no tuvo asignado ningún despacho oficial en esa otra sede de la Diputación. Ella y otra directora de conservatorio aseguran que no había reuniones periódicas con él. Sólo hablaban cuando había algún proyecto entre manos. En suma, que lo de David Sánchez es un caso insólito en la Administración pública española: alguien con un puesto de alta dirección que no pisaba nunca el despacho y que, además, encadenaba excedencias y bajas por paternidad con inusitada precisión. Un prodigio de escaqueo que pasara a los anales del fuguismo laboral, una portentosa exhibición de escapismo. No es de extrañar que no tuviera ni idea de dónde estaba su despacho.