Acuerdo final de la COP30

Un acuerdo de mínimos: la COP30 no recoge el compromiso de Dubái de dejar atrás los combustibles fósiles

Aunque no estaba en los objetivos de Brasii el abandono de los fósiles, se considera decepcionante el no mencionarlos en el acuerdo final

Se mantiene el objetivo de que los países ricos deben 300.000 millones de dólares anuales a los emergentes para un desarrollo sostenible

Se propone acelerar el Acuerdo de París para frenar y reducir el aumento de las emisiones

  • Antonio Quilis
  • Periodista especializado en información medioambiental desde hace más de 20 años y ahora director de OKGREEN en OKDIARIO. Anteriormente director de El Mundo Ecológico. Colaborador en temas de medioambiente, ecología y sostenibilidad en Cadena Ser.

La declaración final de la COP30 se queda otra vez frenada con un texto débil, ambiguo y con un acuerdo mínimo en el que la limitación y el abandono de los combustibles fósiles, el petróleo, el gas y el carbón, no aparece expresamente tal y como se reflejó en la Cumbre Climática de Dubái que indicaba el camino a seguir.

Los países reunidos en la cumbre climática de la ONU (COP30) en Belém aprobaron este sábado por consenso un documento final que no contiene referencia explícita a los combustibles fósiles, mientras llama a aumentar la ambición de las acciones para enfrentar el calentamiento global.

Las primeras reacciones de los grupos ecologistas son de decepción al criticar un acuerdo que ha dado la espalda a las comunidades más afectadas, que ha sucumbido al lobby fósil y que plantea una financiación insuficiente para los países del Sur Global.

Sin compromiso claro para dejar los fósiles

El presidente de la 30ª Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP30), André Corrêa do Lago, ha anunciado este sábado la aprobación del acuerdo Global Mutirão (Colaboración Global), un documento para reducir el uso de combustibles fósiles, aunque sin compromisos ni metas claras.

«La ciencia prevalece. El multilateralismo ha ganado», ha proclamado el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en un comunicado publicado tras conocerse el acuerdo. «En el año en el que el planeta superaba por primera vez, y quizás de forma permanente, los 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales, la comunidad internacional tenía que elegir: seguir o rendirse. Hemos elegido la primera opción», ha reivindicado.

Intensas negociaciones

El acuerdo ha sido alcanzado tras una noche de intensas negociaciones cerradas a las 8.00 horas de este sábado en Belém. Incluye avances en adaptación, financiación y reglas de transparencia, pero deja para 2026 las decisiones que deberían de haberse tomado en la actual cita.

«Crearé dos mapas: uno para revertir la deforestación y otro para la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles», había planteado Corrêa do Lago antes durante las negociaciones.

El texto «Global Mutirão: Uniendo a la humanidad en una movilización global contra el cambio climático» propone la aceleración de la aplicación del Acuerdo de París y destaca la urgencia de reducir rápidamente las emisiones.

La propuesta destaca la importancia de la equidad, los derechos humanos y del multilateralismo y advierte de lagunas significativas en el ámbito de la financiación de las medidas para combatir el cambio climático.

Un fracaso a medias

¿Se considera un fracaso el no tener una mención expresa al abandono de los combustibles fósiles? En cierto modo no lo es, ya que en los objetivos de esta COP30 de Brasil no se mencionaba el tener que alcanzar un acuerdo o avanzar en este sentido, pero sí estaba presente al tener que alcanzar un acuerdo con las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC por sus siglas en inglés).

Las NDC son el núcleo del Acuerdo de París y de la consecución de esos objetivos a largo plazo. Las contribuciones determinadas a nivel nacional encarnan los esfuerzos de cada país para reducir las emisiones nacionales y adaptarse a los efectos del cambio climático. Estas contribuciones están muy ligadas a la quema de fósiles por lo que su reducción tiene como camino el dejar de quemarlo.

El presidente de la COP30, el brasileño André Corrêa do Lago, reconoció durante su intervención en la sesión plenaria de clausura que algunos países «tenían mayores ambiciones» y se comprometió a abordar sus preocupaciones a lo largo del próximo año.

Sara Aagesen en el centro.

El optimismo de Aagesen

La vicepresidenta tercera del Gobierno, Sara Aagesen, ha afirmado que la Unión Europea va a apoyar el acuerdo final de la COP30 a pesar de que «no considera que sea el mejor texto posible».

El pasado 18 de noviembre, la propia Aagesen, durante una entrevista con EFE en Belém (Brasil) afirmó durante que era «optimista» en relación con la posibilidad de que se consensúe una hoja de ruta para avanzar hacia el fin de los combustibles fósiles.

Sin embargo, a pesar de la protesta de 36 países, entre ellos España, de que no se alcanzaba un acuerdo «creíble», si no se apostaba por mencionar el abandono de los combustibles fósiles, el texto final no hace mención a esta postura.

Europa tampoco logra presionar

El texto principal de la cumbre, presentado por la presidencia brasileña, no menciona la necesidad de dejar atrás los hidrocarburos, pese a la insistencia de la Unión Europea y de países como Colombia para que se incluyera.

Tras intensas negociaciones que se extendieron durante esta madrugada, la referencia explícita se quedó fuera del texto ante la negativa rotunda de los países árabes a hablar del tema, aunque sí se «reconocen», de forma general, las decisiones tomadas en otras COP.

En una de ellas, la COP28 de Dubái en 2023, se estableció por primera vez la necesidad de una «transición» para dejar atrás los combustibles fósiles.
Para compensar la ausencia de referencias, Corrêa do Lago anunció hoy que, bajo su presidencia, creará una «hoja de ruta» para esta transición y otra para revertir la deforestación.

António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, en su comparecencia ante los medios ayer viernes.

En el capítulo de financiación, el texto final mantiene el acuerdo alcanzado en la COP29 de Bakú, en el que se «urge» a los países ricos a mantenerse «en el rumbo» hacia el objetivo de aportar 300.000 millones de dólares anuales a los emergentes y se menciona el objetivo de «triplicar» los recursos para acciones de adaptación.

Por otra parte, el texto reconoce que el cambio climático «es una preocupación común de la humanidad» y reafirma el compromiso de los países con el Acuerdo de París y con la meta de limitar a 1,5 °C el aumento de las temperaturas.

Lista de indicadores  de adaptación

El pleno de la COP30 también aprobó un documento con una lista definitiva de «indicadores» para medir los avances en las acciones de adaptación ante el cambio climático.

En otro de los textos votados, se establece un «mecanismo» para llevar a cabo una «transición justa» que tenga en cuenta las necesidades de los trabajadores afectados por los cambios en el modelo energético.

Europa no está satisfecha

La vicepresidenta tercera del Gobierno, Sara Aagesen, ha afirmado que la Unión Europea va a apoyar el acuerdo final de la COP30 a pesar de que «no considera que sea el mejor texto posible».

«Entendemos que la acción climática es fundamental, el multilateralismo, la solidaridad, y tenemos que actuar unidos, por lo tanto, vamos a apoyar el texto», ha asegurado Aagesen tras la reunión de coordinación de la UE y antes del inicio del plenario.

Marcha indígena en la COP30.

«La cumbre de la ambición»

La ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha insistido en que «desde el primer momento hemos hablado de la cumbre de la COP, de la verdad, y la verdad para nosotros es que debería ser la cumbre de la ambición».

«Hemos levantado la bandera de la ambición y el resultado es que realmente lo que hemos visto es que no es toda la ambición que nos gustaría ver», ha lamentado.

Aagesen ha explicado que «se ha dado pasos a lo largo de esta noche» aunque ha destacado que «también ha habido muchas partes que han buscado un claro retroceso».

Además, ha resaltado que muchos países están «reclamando algo tan importante como el abandono progresivo de los combustibles fósiles». «Avanzamos menos de lo que nos gustaría, pero vamos a seguir adelante y vamos a apoyar un proceso tan importante como es el proceso de las Naciones Unidas», ha concluido.

Protesta en la COP30 de Brasil.

Un acuerdo de la COP30 secuestrado

Desde Amigas de la Tierra, la organización ecologista que ha sido la primera en reaccionar,  se muestra la decepción al considera que «la Cumbre del Clima finaliza secuestrada, una vez más por los países ricos».

Considera que, «finalmente, el lobby fósil ha ganado y la tan controvertida mención a los combustibles fósiles ha desaparecido de forma definitiva en el texto final».

Tal y como señala la organización ecologista, el objetivo de la cumbre era implementar una hoja de ruta para establecer el fin de los combustibles fósiles con plazos detallados y vinculantes, pero en su lugar se proponen mecanismos voluntarios como el global implementation accelerator y una nueva iniciativa para limitar el calentamiento global de cara a la cumbre del año que viene en Turquía.

Pocas noticias positivas

Para los ecologistas, una de las noticias esperanzadoras de esta COP «ha sido el establecimiento del Mecanismo de Transición Justa dentro del Programa de trabajo sobre Transición Justa».

Añaden que el objetivo de este mecanismo será «mejorar la cooperación internacional, la asistencia técnica, el fomento de la capacidad y el intercambio de conocimientos, y permitir transiciones justas, equitativas e inclusivas».