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Estupor entre los científicos tras descubrir que las ratas de Nueva York han aprendido a comunicarse entre ellas

  • Ana López Vera
  • Máster en Periodismo Deportivo. Pasé por medios como Diario AS y ABC de Sevilla. También colaboré con la Real Federación de Fútbol Andaluza.

Desde hace siglos, la ciudad que nunca duerme ha sido escenario de fenómenos fascinantes que pasan desapercibidos. Unos roedores han desarrollado una sorprendente habilidad que desafía la comprensión científica y pone en evidencia la inteligencia de la fauna urbana.

Lo que comenzó como un estudio sobre el comportamiento urbano terminó revelando un hallazgo insólito: las ratas han aprendido a comunicarse de formas que hasta ahora sólo se atribuían a animales de mayor complejidad, adaptándose al ruido y las dinámicas propias de la metrópoli.

Las ratas de Nueva York desarrollan un sistema de comunicación único

La ciudad de Nueva York, símbolo global de modernidad y diversidad, también alberga una población de roedores que convive con los millones de personas que recorren sus calles a diario.

Se trata de las ratas (Rattus norvegicus), cuya presencia se ha disparado en los últimos años, alcanzando cifras que preocupan a las autoridades sanitarias. Estos animales podrían superar los tres millones de ejemplares, lo que equivale a un tercio de la población humana de la ciudad.

Un grupo de investigadores de Alemania y Estados Unidos decidió estudiar este fenómeno desde una perspectiva diferente. En lugar de centrarse en el control de plagas, aplicaron tecnologías de inteligencia artificial y grabaciones ultrasónicas para analizar los sonidos que emiten las ratas en su entorno natural.

Lo que descubrieron superó cualquier expectativa: los animales habían desarrollado un sistema de comunicación adaptado al ruido constante de la urbe.

El lenguaje propio de las ratas neoyorquinas impulsado por el ruido urbano

El estudio, cuyos resultados preliminares fueron difundidos en bioRxiv reveló que las ratas neoyorquinas modulan la frecuencia y duración de sus chillidos según el entorno donde viven.

Según informa Noticias Ambientales en el metro, por ejemplo, las vocalizaciones son más potentes para superar el ruido de los trenes, mientras que en parques y aceras los sonidos son más suaves y breves. Emily Mackevicius, coautora del estudio, explicó que estas vocalizaciones son inaudibles para los humanos, pero intensas en su propio rango auditivo.

«Se gritan entre ellas, pero nosotros no lo oímos», señaló la investigadora. Los análisis mostraron además que los chirridos de las ratas de Nueva York son más cortos que los observados en poblaciones rurales, lo que sugiere una evolución acústica impulsada por la vida urbana, como recoge Xataka.

Comportamiento social y aprendizaje en las ratas en Nueva York

El uso de cámaras térmicas permitió observar diferencias en la organización social: los ejemplares jóvenes se desplazan en grupo, posiblemente para aprender estrategias de búsqueda de alimento, mientras que los adultos tienden a la independencia.

Esta variación muestra una estructura social flexible, capaz de ajustarse al entorno cambiante y al ruido constante.

Adaptación biológica y evolución urbana de los roedores

Más allá del hallazgo, los expertos advierten que este tipo de adaptaciones reflejan el poder de las urbes como escenarios evolutivos. En su estudio, los científicos señalan que la inteligencia artificial permite comprender cómo especies aparentemente comunes desarrollan habilidades complejas para sobrevivir.

Nueva York, con su incesante bullicio y vida subterránea, se convierte así en un laboratorio donde incluso las ratas aprenden a hacerse oír en medio del caos.