SpeedKore Tantrum, el Dodge Charger de los 1.650 CV

Si hoy fuese 28 de diciembre, estarías con la mosca detrás de la oreja, como se suele decir. Porque este artículo va de un Dodge Charger de los años 70 al que se le ha incorporado un motor de barco. Así, de claro. Pero, obviamente, todo tiene su explicación, aunque ésta sea una más de entre las grandes locuras a las que nos tienen acostumbrados los americanos en lo que a coches se refiere.

El creador de este Tantrum que ves en las imágenes es SpeedKore Performance, que para empezar a dar forma a su idea desmontaron por completo el Dodge Charger original. Como ya sabían de sus propias intenciones, lo primero que hicieron fue reforzar convenientemente el chasis. Solamente así era posible que el famoso ‘muscle car’ aguantase las exigencias del V8 de 9,2 litros y 1.650 CV con el que iba a contar desde ahora. Y ojo, porque el origen de este motor lo encontramos en Mercury, un fabricante de motores destinados a barcos de competición. Como no podía ser de otra forma, toda la fuerza que es capaz de entregar este propulsor deriva directamente a los neumáticos traseros. El eje de esta zona cuenta con un autoblocante, mientras que la caja de cambios -reforzada- es manual de 6 velocidades.

Teniendo en cuenta el considerable aumento de peso que supuso la instalación de este motor, SpeedKore trató durante el proceso de fabricación de este ‘monstruo’ de aligerarlo todo lo posible. Por ejemplo, la carrocería cuenta con paneles pulidos de fibra de carbono, de ahí que el Charger que ves tenga un color tan peculiar. Además se ha instalado una calandra delantera mecanizada a partir de un bloque de aluminio y unos nuevos faros con tecnología LED que aportan un toque futurista.

Si lo miramos desde el lateral, vemos que el SpeedKore Tantrum cuenta con unas llantas de 19 pulgadas en la parte delantera y 20 en la trasera, a través de las cuales se intuye un sistema de frenos Baer preparado para dar lo mejor de sí mismo a la hora de detener a este ‘miura’ del asfalto.

También se ha trabajado sobre el interior del Dodge Charger original. SpeedKore ha instalado un nuevo salpicadero, un nuevo cuadro de mandos, nuevos asientos y unos acabados de mayor calidad que los originales. Se aprecian materiales como el Alcántara, el aluminio pulido o la fibra de carbono que aportan una estética bastante más actual que la del Charger original. En resumen, una auténtica obra de arte que sin embargo no se pondrá a la venta en un principio. Con ella, SpeedKore solamente ha querido demostrar de lo que son capaces. Y vaya si lo han logrado…