Cómo cuidar el turbo de tu coche en 5 pasos

Siempre han existido, pero de un tiempo a esta parte los motores turbo han proliferado como las setas. La ‘culpa’ la tiene el ‘downsizing’, esa moda obligada por el endurecimiento de las leyes contra las emisiones que ha provocado que las mecánicas de hoy en día reduzcan su tamaño, recurriendo los fabricantes al turbo para mantener las prestaciones precedentes.

El caso es que los motores turbo requieren una serie de cuidados extra respecto a los atmosféricos que no todo el mundo conoce o respeta. Las claves para que tu mecánica turboalimentada no sufra más daños que los propios causados por el desgaste son los siguientes.

Respeta los tiempos

Los motores turbo necesitan un tiempo de calentamiento y de enfriamiento al comenzar su utilización y al acabar el trayecto que realicemos. Es altamente recomendable que al arrancar el coche estemos un rato al ralentí -un minuto o así- para que todo el sistema se lubrifique correctamente y adquiera algo de temperatura. Evitaremos desgastes innecesarios que a la larga nos obligarán a afrontar una reparación de las caras.

Cuando acabemos el trayecto debemos ser pacientes también. Es vital dejar reposar el turbo con el motor al ralentí durante algo más de un minuto. Si no lo hacemos, el aceite que hay dentro del sistema se acabará carbonizando y provocando problemas a largo plazo.