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Estas son las zonas en las que no debes acariciar a un gato

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Por increíble que parezca, la mayoría de personas que tienen un gato como mascota no saben dónde le gusta que le acaricien. Y es un gran error, porque si por ejemplo le acaricias la barriga o la cola, puede que el animal simplemente se ponga tenso y emita algún bufido, pero en el peor de los casos puede lanzarse a por ti y morderte o arañarte.

Lo primero a tener en cuenta es que el gato, del mismo modo que otros felinos salvajes, es un animal solitario. Ahora bien, la domesticación ha hecho que cambie su conducta social, y a día de hoy la mayoría de gatos se muestran tolerantes hacia las caricias y las muestras de afecto, siempre en su justa medida.

Si realmente quieres llevarte bien con tu gato, debes aprender a identificar su lenguaje corporal para saber si le gusta o no cuando le acaricias. Saber que un gato está feliz es relativamente fácil. Sólo tienes que prestar atención a las siguientes señales: orejas erguidas, cabeza y cola levantadas y postura corporal relajada.

Cómo acariciar a un gato

Incluso aunque el animal esté relajado y feliz, nunca le acaricies la barriga, las patas, la cola y las almohadillas. Son las zonas más sensibles de su cuerpo, así que si las tocas es muy probable que el animal responda de forma agresiva.

Cuando vayas a empezar con el masaje háblale de una forma tranquila y cercana, utilizando un lenguaje cariñoso. Comienza acariciándole la cabeza, peinando la parte superior de la cabeza y la nuca con las yemas de los dedos. También puedes acariciarle la zona superior y media de la espalda.

Si en algún momento observas que el animal adquiere una postura corporal tensa, eriza la cola, hace movimientos rápidos, tiene el cuerpo arqueado o la boca abierta, detente inmediatamente. Pero recuerda que lo ideal es que el gato nunca llegue a mostrar estas señales.

Por supuesto, si está durmiendo, comiendo o utilizando el arenero, no debes molestarle. Lo mejor es que sea el animal el que comience la interacción contigo, en lugar de ser tú el que se acerca.

Y nunca le bloquees el paso ni lo cojas en brazo para retenerlo contigo porque puede frustrarse y asustarse al sentirse atrapado. Si quieres aumentar la tolerancia del gato a recibir caricias,