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Una española viviendo en Suecia cuenta lo que ha pagado por el veterinario y es para alucinar

Veterinario en Suecia
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Llevar al perro al veterinario en el extranjero puede ser complicado, tal y como le sucedió a Cris, una española afincada en Suecia, cuando su perra Beesley enfermó de forma repentina y tuvo que pagar una factura que, según su testimonio, equivale al precio de un iPhone. Su historia ha desatado un gran debate en redes sociales sobre el acceso a la atención veterinaria y sus elevados precios en algunos países europeos.

Suecia es un país conocido por su gran amor por los animales, hasta el punto de que es habitual ver a perros acompañando a sus dueños en oficinas y otros espacios de trabajo. Cris, que ha adoptado esta costumbre, no imaginaba que su jornada se vería alterada por el estado de salud de Beesley. «Pasó toda la noche inquieta, sin dormir, y esta mañana ha empezado a orinar sangre y a mostrar signos de dolor», relató en un vídeo que rápidamente se viralizó en redes. Alarmada por la situación, no dudó en acudir de inmediato a un centro veterinario, sin ser consciente de cuánto le costaría.

El coste de llevar al perro al veterinario en Suecia

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En Suecia, las consultas veterinarias de emergencia tienen un precio inicial de 800 coronas suecas, lo que equivale aproximadamente a 80 euros. A esta tarifa básica se suma un incremento del 50% sobre cualquier procedimiento adicional que se realice durante la consulta. En el caso de Beesley, el veterinario recomendó un análisis de orina para identificar la causa del problema, un procedimiento que elevó considerablemente el precio final.

Cris se mostró sorprendida no sólo por los costes, sino también por los métodos empleados. Según explicó en su vídeo, la veterinaria sugirió una técnica invasiva para obtener la muestra de orina, algo que a ella le pareció innecesario. «En España, siempre se ha recogido del suelo y nunca ha habido problema», comentó. Optó por una alternativa menos agresiva y, tras los exámenes pertinentes, se determinó que Beesley padecía una inflamación leve.

El tratamiento prescrito consistió en antiinflamatorios por cinco días, y pronto la perrita comenzó a recuperarse. A pesar del alivio por el diagnóstico, Cris quedó atónita al recibir la factura: 750 euros. «Es un abuso, una cantidad ridícula para una consulta y un simple medicamento», expresó con indignación.

La historia de Cris ha servido como detonante de un debate más amplio en redes sociales sobre los precios de la atención veterinaria en distintos países. Muchos usuarios han compartido sus propias experiencias, comparando precio y expresando su opinión sobre si estos servicios deberían ser más accesibles.

En Suecia, el sector veterinario está muy regulado, y la calidad del servicio es reconocida internacionalmente. Sin embargo, los precios pueden resultar prohibitivos para algunos residentes, especialmente para extranjeros que no están familiarizados con el sistema.

Algunos usuarios argumentan que los elevados precios garantizan un servicio bien remunerado para los profesionales veterinarios, mientras que otros consideran que las consultas de emergencia deberían tener tarifas más asequibles, dado que la salud de un animal de compañía no debería estar sujeta a un coste tan elevado.

Ante esta realidad, muchas personas que residen en Suecia contratan seguros veterinarios para sus mascotas, los cuales pueden cubrir una parte significativa de los gastos. Sin embargo, estos seguros también pueden ser costosos y no siempre cubren todos los procedimientos. Cris admitió que no había contratado uno, pues no esperaba que la atención veterinaria fuera tan cara.

En cualquier caso, lo que le ocurrió a Cris ha servido como advertencia para otros expatriados que tienen mascotas en países donde los coste veterinarios son muy elevados. Su historia ha llevado a muchos a replantearse la importancia de informarse sobre estos aspectos antes de mudarse al extranjero con animales de compañía.

La experiencia en otros países

La situación de Cris no es un caso aislado. Muchos expatriados han compartido experiencias similares en países como Noruega, Dinamarca y Suiza, donde la atención veterinaria también es mucho más cara que en España.

En algunos países, las consultas básicas pueden costar entre 60 y 100 euros, mientras que en otros pueden superar los 200 euros dependiendo de la clínica y la hora de la cita. Las emergencias, en particular, pueden llegar a cifras muy elevadas, como en el caso de Beesley.

El caso de Cris ha puesto de manifiesto las dificultades que pueden enfrentar los dueños de mascotas cuando residen en el extranjero. Más allá del coste, su experiencia evidencia la importancia de estar informado sobre el sistema de salud veterinaria del país en el que se reside y considerar opciones como el seguro para evitar gastos imprevistos. A pesar del susto inicial y de la factura inesperada, Cris se siente aliviada de que su mascota se haya recuperado rápidamente.

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