Pesadilla en la cocina

El restaurante de Madrid que sobrevivió a Chicote: así está hoy tras su paso por ‘Pesadilla en la cocina’

Un restaurante hindú que participó en la primera temporada del programa y que ha sabido convertirse en un éxito

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restaurante Chicote
Platos del restaurante Sagar. (Foto: Redessociales)
Blanca Espada

Hay restaurantes que pasan por un mal momento o que en función de cómo estén funcionando, dudan sobre si van a tener o no futuro. Y luego está Sagar, un pequeño establecimiento hindú del madrileño barrio de Salamanca que, contra todo pronóstico, no sólo sobrevivió a una crisis empresarial y a una tensa visita de Alberto Chicote, sino que más de una década después puede presumir de ser de los mejores restaurantes de comida india en Madrid. Lo que ocurrió en su cocian en 2012 es algo que muchos recuerdan gracias a su paso por el programa Pesadilla en la cocina, pero lo más interesante es saber cómo está hoy ese mismo local que fue, durante semanas, un campo de batalla gastronómico y emocional.

No es ningún secreto que no todos los restaurantes que participan en el programa logran salir adelante. De hecho, una gran mayoría termina cerrando sus puertas con el tiempo. Pero Sagar es la excepción que confirma la regla. En pleno 2025, el restaurante sigue abierto, con una clientela fiel y reseñas excelentes. Lo que una vez fue motivo de preocupación y dudas para su dueño, Kumar Gangaramani, se ha transformado en un caso de éxito que muchos miran como ejemplo de superación. La clave parece que estuvo, no sólo en saber escuchar, sino también en el esfuerzo por seguir adelante. Porque si bien es cierto que la experiencia con Chicote no fue precisamente un camino de rosas, lo cierto es que el tiempo ha demostrado que valió la pena. El chef madrileño no sólo les ayudó a reestructurar el negocio: les hizo ver la importancia de ofrecer algo auténtico, cuidado y profesional. Hoy, Sagar continúa su andadura con una carta sólida, un ambiente acogedor y una reputación que muchos envidiarían.

El restaurante de Madrid que sobrevivió a Chicote

Cuando las cámaras de Pesadilla en la cocina se colaron en la cocina de Sagar, el restaurante apenas llevaba unos meses abierto. Era un proyecto familiar liderado por Kumar, su hermana y la hija de esta, con muchas ganas pero también con muchos problemas. El capítulo, emitido como cierre de la primera temporada en 2012, mostraba una situación caótica en los fogones: un equipo poco cohesionado, chefs con actitudes poco flexibles y una cocina donde los ingredientes dejaban bastante que desear. Para colmo, las tensiones personales hacían que el trabajo fluyera aún peor.

Chicote, como es habitual, no se cortó un pelo a la hora de señalar lo que no funcionaba. Hubo gritos, discusiones, momentos de auténtico agobio. En algún momento, parecía que la paciencia del chef podía explotar. Y si bien no llegó a mayores, la relación no es que acabara bien del todo, hasta el punto de que se solicitó que no se emitiera el episodio dedicado al Sagar. Aun así, el equipo del programa consiguió convencer a Kumar de que permitir la emisión del episodio era una oportunidad, no una amenaza, a pesar del miedo a que el programa dañara su imagen.

Una visita a posteriori que fue un beneficio

Dos años después, en 2014, el propio Chicote volvió al local para comprobar cómo les había ido tras su visita. Y, para sorpresa de muchos (probablemente incluso de él mismo), se encontró con un restaurante diferente. Los responsables habían introducido cambios importantes en el personal, en la presentación del menú y en la dinámica interna. Aunque los platos tradicionales se mantenían, se notaba un mayor cuidado en la elaboración, en la estética y en la atención al cliente. Aquella segunda visita fue mucho más amable y sirvió para cerrar el ciclo de una forma positiva.

Este tipo de evolución no siempre ocurre. Muchos de los restaurantes que han pasado por el programa no logran aplicar los consejos o mantener los cambios en el tiempo. Sagar, en cambio, supo adaptarse, corregir errores y fortalecer su identidad como restaurante hindú con alma. No se limitaron a hacer lo que Chicote les dijo: aprovecharon la experiencia para construir algo más sólido.

Hoy, Sagar puede presumir de cifras que hablan por sí solas: más de 1.500 reseñas en Google con una puntuación media de 4,6 sobre 5, una clientela constante y una oferta que sigue apostando por una cocina india auténtica y bien ejecutada. Su menú, que ronda los 25 euros, sigue siendo fiel a las raíces de su gastronomía, ofreciendo platos como el pollo tikka, las samosas o el malai tikka, en un ambiente que busca ser un remanso de paz en pleno corazón de Madrid.

Lo de Sagar no es solo algo anecdótico o la excepción al resto de restaurantes que aparecieron en el programa de Chicote, y acabaron cerrando. De hecho, es un ejemplo de como a veces, cuando parece que todo está perdido, un negocio puede rehacerse, reinventarse y salir fortalecido.

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