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Detenidos 10 activistas de Greenpeace por subirse a Cibeles con un árbol

greenpeace La Fuente de Cibeles atacada este sábado. (Foto: EFE)
La Fuente de Cibeles atacada este sábado. (Foto: EFE)

La Policía Nacional ha detenido este sábado a diez activistas de la ONG Greenpeace que han atacado la Fuente de Cibeles, en Madrid. Se han subido al monumento con un árbol metido en una urna transparente. También han puesto una mascarilla a la estatua, según se puede ver en las fotografías que han distribuido.

Este grupo de activistas se ha introducido dentro de la fuente sobre las siete y media de la mañana de este sábado y no han sido desalojados hasta las diez y media, según informa EFE que cita fuentes policiales. Ocho de los activistas, pertrechados con trajes de neopreno, se han puesto encima de la estatua de Cibeles para colocar una urna de metacrilato transparente que contenía una maceta con un árbol. También colocaron a Cibeles una mascarilla con un respirador para protestar por el estado medioambiental.

Por su parte, otros dos de los integrantes del colectivo se subieron a dos farolas próximas a la plaza con un cartel amarillo con el lema «Ciudad verde, planeta sano». Todo ello a propósito de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente.

Finalmente agentes de la Policía Nacional se introdujeron en el interior del agua para arrestar a estas personas por los delitos de resistencia, desobediencia y desórdenes públicos.

Greenpeace junto a otras ONG ha convocado para este sábado otras muchas manifestaciones para pedir en este día mundial «la reinvención de la movilidad». El movimiento ecologista reclama que, «en un contexto de emergencia climática», es necesario apostar por un transporte público eficiente, descarbonizado y asequible para todo el mundo, puesto que «las ciudades producen el 80 por ciento de las emisiones de gases invernadero».

El sector del transporte, considera Greenpeace, es el que más contribuye a las emisiones en España. En este sentido, una de las portavoces del movimiento, Mar Muñoz, ha afirmado que la sociedad ha considerado la movilidad como un aspecto individual, vinculado a la libertad y al estatus social, «todo gracias a la industria del automóvil, del petróleo, la construcción y el turismo». «La gente depende de un coche contaminante, los niños no pueden jugar en la calle porque es peligroso y respiran aire tóxico», ha afeado la activista. Las entidades ecologista piden «una correcta planificación y una ampliación» de las líneas ferroviarias, así como la mejora de las frecuencias.

Greenpeace ha agregado que las zonas rurales son clave en la lucha para frenar el cambio climático. Por ello, «estas zonas precisan de servicios públicos de calidad, autobuses interurbanos frecuentes y una buena red de tren». «Son muy pocos los pueblos que tienen acceso a los servicios ferroviarios, a pesar de que 2021 es el año Europeo del Tren», ha indicado.

Por último, Greenpeace remarca que la recuperación de la pandemia del Covid-19 es una oportunidad para cambiar la forma en la que se mueve la sociedad y que «no tiene sentido que los medios de transporte menos contaminantes sean también los más caros e inaccesibles». Por ello, exigen que las ciudades y los países cambien hacia un modelo de movilidad sostenible.

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