Investigación

El juez dice que el equipo de Trapero «dio cobertura a la actividad de narcotráfico» de Carbajo

El titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona, Joaquín Aguirre, ha dado el paso previo para sentar en el banquillo a cuatro miembros de la Unidad Adscrita de los Mossos de Esquadra, que actuaba bajo las órdenes directas de Josep Lluís Trapero, por proteger y «dar cobertura policial a la actividad de narcotráfico» de la banda de Manuel Gutiérrez Carbajo.

En un auto dictado el pasado lunes, el magistrado imputa al subinspector Antoni Salleras y a otros tres mossos los delitos de encubrimiento, falsedad en documento público, tráfico de estupefacientes, omisión del deber de perseguir delitos y ocultación de documentos a a autoridad judicial. Además, atribuye al subinspector Salleras otras dos conductas ilícitas: obstrucción a la Justicia y revelación de secretos.

El juez instructor acusa a los miembros de la Unidad Adscrita, que actuaba bajo las instrucciones de Trapero, de encubrir durante más de un año las actividades delictivas de la banda del narco Carbajo, que incluirían el tráfico de drogas y armas.

La Unidad Adscrita tenía encomendada la investigación sobre las actividades de la banda de Carbajo, en la causa que instruía el juez Joaquín Aguirre. Sin embargo, esta unidad de los Mossos ocultó sistemáticamente al magistrado todos los pinchazos telefónicos que aludían al tráfico de drogas.

Un mosso estaba ‘a sueldo’ de la banda

El equipo de Trapero también ocultó al juez las conversaciones que dejaban en evidencia que varios mossos colaboraban con las actividades delictivas de Carbajo, por ejemplo facilitando a la banda información confidencial procedente de las bases de datos policiales o incluso dándole cobertura con un coche patrulla.

De una de estas conversaciones se desprende que un subinspector de los Mossos cobraba de la banda 1.000 euros al mes por brindarle esta colaboración, e incluso intercedió para que un amigo del número 2 de Carbajo pudiera ingresar en la Policía autonómica.

El llamado caso Macedonia se había iniciado el 28 de mayo de 2009, cuando la Guardia Civil detuvo a un miembro de la banda de Carbajo, Juan Miguel Bono, en el momento en el que supuestamente recogía un alijo de 40 kilos de cocaína oculto en el maletero de un coche estacionado en Barcelona. Sin embargo, el análisis toxicológico reveló que sólo uno de los 29 paquetes interceptados contenía realmente cocaína. El resto estaban rellenos con yeso o azúcar.

Durante 14 meses de investigación, la Unidad Adscrita de los Mossos se dedicó a desviar la atención del magistrado, ocultando sistemáticamente las actividades delictivas de la banda de Carbajo. Finalmente, uno de los mossos reconoció ante el juez que su equipo sabía desde el principio lo que había ocurrido realmente: otro narcotraficante, David Donoso, había «estafado» al grupo de Carbajo: le había cobrado 600.000 euros por un supuesto alijo, pero le había dado el cambiazo y le había entregado yeso.

«En continuo contacto con Carbajo»

La Unidad Adscrita de Trapero se había pasado más de un año engañando al juez y ocultándole estos hechos, para proteger a Carbajo. La verdad sólo salió a la luz cuando el magistrado requirió la intervención de la División de Asuntos Interior (DAI) de los Mossos d’Esquadra.

En su auto, el juez Aguirre relaciona esta conducta con el hecho de que el comisario Josep Lluís Trapero –que no ha sido imputado– hablara por teléfono  224 veces con el narcotraficante Manuel Gutiérrez Carbajo en sólo un año. Y su número 2, el subinspector Antoni Salleras, lo hizo en 144 ocasiones. Estas comunicaciones se interrumpieron repentinamente, justo cuando el juez ordenó pinchar el teléfono de Carbajo.

En su auto, el magistrado constata que el Comisario Trapero y el subinspector Antoni Salleras «estuvieron en continuo contacto con el jefe del grupo criminal dirigido por Manuel Gutiérrez Carbajo», al que tenían encomendado investigar.

El magistrado señala además que el subinspector Antoni Salleras «presuntamente habría revelado a algunos de los miembros de la banda de presuntos narcotraficantes que estaban siendo investigados por su propia Unidad, y por el Juzgado». Precisamente por ello, imputa a Salleras un delito de revelación de secretos.

Un supuesto asesinato sin resolver

La Unidad Adscrita de Trapero también ocultó al juez las conversaciones telefónicas las conversaciones telefónicas que aludían a un sujeto, Tareq Domínez Mohammen, que supuestamente era el encargado de suministrar la droga a la banda de David Donoso.

Ante la pasividad de los Mossos, Tareq finalmente fue detenido por la Guardia Urbana de Barcelona y declaró ante el juez como imputado por un delito de tráfico de estupefacientes. Tras quedar en libertad, su pareja denunció su desaparición. El Juzgado de Instrucción número 17 de Barcelona abrió una causa para investigar si había sido asesinado, que ha quedado sobreseída provisionalmente «al no haber hallado a Tareq ni vivo ni muerto».

En su auto dictado el pasado lunes, el juez Joaquín Aguirre da a la Fiscalía y a las acusaciones personadas un plazo de diez días para que soliciten la apertura de juicio oral contra los cuatro mossos imputados, o pidan el archivo de la causa.