Las grabaciones al narco Carbajo: «Mañana como con Trapero, el de los Mossos»
Las intervenciones telefónicas ordenadas por el juez Joaquín Aguirre en el marco del caso Macedonia acreditan la existencia de una relación personal entre el mayor de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero, y el narcotraficante Manuel Gutiérrez Carbajo.
A raíz de estas grabaciones, la propia división de Asuntos Internos de los Mossos constató, en un informe firmado en mayo de 2010, que Trapero «habría mantenido una buena relación de colaboración e, incluso, llegando a ser una relación de amistad» con el narco Carbajo.
Como ha informado OKDIARIO, el caso Macedonia se inició en mayo de 2009, cuando la Guardia Civil detuvo en Barcelona a uno de los colaboradores de Carbajo, Juan Miguel Bono, en el momento en que se disponía a recoger del maletero de un coche un alijo formado, supuestamente, por 54 kilos de cocaína.
Pero cuando la Guardia Civil envió la droga al laboratorio para analizarla, comprobó que sólo uno de los paquetes contenía cocaína. El resto estaban llenos de yeso y azúcar. Según las sospechas del juez Aguirre, los narcos habían dado el cambiazo al saber, gracias a un chivatazo, que se iba a producir la operación policial.
Los narcos recibieron un ‘chivatazo’
Las escuchas telefónicas ordenadas por el juez permitieron constatar que el narco Manuel Gutiérrez Carbajo tenían excelentes contactos en varios mandos policiales. Según los informes de la Guardia Civil, Carbajo sabía que la Policía le seguía los pasos y pretendía acusar de «corrupto» a uno de los agentes que le estaba investigando.
Así se desprende de la conversación telefónica grabada el 21 de mayo de 2009 entre Carbajo y su número 2, Marco Antonio Crespo. Según la transcripción que obra en el sumario, Carbajo pregunta a Crespo el nombre del «policía corrupto que trabaja en el bar con el rumano, que lo apunte porque se lo va a dar a Boliva (sic) o al Jefe de los Mossos de Esquadra, que van a comer el sábado con la trupe esa de… que él mañana va a comer con José Lluis Trapero, el de los Mossos», repite.
A continuación, el narco afirma que «no se puede permitir que haya policías ladrones y menos con rumanos y mierda de esa, que eso hay que denunciarlo rápidamente, que uno se lo dará a Boliva (sic) y otro a José Luis Trapero. Que si son corruptos, que se apañen, que no se puede permitir que estén robando con los extranjeros». Según los informes de la Guardia Civil, el «policía corrupto» al que ambos interlocutores aluden era uno de los agentes que formaban parte del operativo de vigilancia contra los narcos.
Al día siguiente, 22 de mayo, se grabó una nueva llamada telefónica en la que Gutiérrrez Carbajo confirmó a su número 2 que ya se había visto con Josep Lluís Trapero, quien en aquel momento era jefe de la División de Investigación Criminal de los Mossos.
Según la transcripción que obra en el sumario, Gutiérrez Carbajo llama a Crespo y le dice que «esta mañana ha ido a ver a Trapero y ahora le ha invitado a comer la Chipion». Luego hablan de «temas personales». Consciente de que la Policía le estaba investigando, Carbajo evitó comentar a su colaborador por teléfono el contenido de la conversación que había mantenido con el comisario de los Mossos.
Apenas unas horas antes, el 20 de mayo, Marco Antonio Crespo había recibido una llamada desde el número de teléfono de la Comisaría de los Mossos de Vilanova. El informe de la Guardia Civil lo explica así: «Parece evidente que Toni mantiene contacto con una persona que pudiera ser Mossos de Esquadra o que trabaja en la Comisaría de Vilanova, y que lo haría de forma habitual: ´Junto al Mc Donalds de la vez anterior´. Se desconoce el tipo de relación entre ambos».
Al constatar que los narcos tenían contacto con varios mandos de los Mossos, la Guardia Civil señaló lo siguiente en su informe: «Se presume que se haya producido una filtración que ha afectado gravemente y de manera negativa a las actividades policiales tendentes a la detención de los implicados en los delitos citados». Algo que explicaría por qué los narcos dieron el cambiazo con el alijo de cocaína que la Guardia Civil había intervenido.
Un año después, en mayo de 2010, cuando estaba más avanzada la investigación, los propios Mossos grabaron una llamada telefónica en la que Gutiérrez Carbajo se lamentaba, ante un periodista, de que sus amigos en la Policía autonómica ya no le cogían el teléfono y le trataban como un apestado.
La División de Asuntos Internos de los Mossos transcribió de la siguiente forma las palabras del narcotraficante: «Tú tranquilo que yo también sé decir cosas en su momento… yo no necesito a ningún tío mierda de esos, para mi protección (…) De golpe y porrazo un tal Toni (en alusión al subdirector de los Mossos Antoni Salleres) que venía muchas noches, paraba a cenar en mi casa, íbamos a tomar una copa con él, yo no puedo decir nada malo de esta persona».
Y continúa: «Que no puedo decir nada malo de Trapero (en referencia al comisario Josep Lluís Trapero, tal como acotan los Mossos en su informe), ni puedo decir nada malo de este Toni (en referencia al subinspector Antoni Salleres), de verdad, pero yo lo que veo que son la gente más falsa del mundo, porque de golpe y porrazo, que nos les des una explicación, decirte oye tío, no me llames más porque tú eres un traficante, eres un delincuente, eres un hijo de puta».
En algunos momentos de la conversación, las palabras de Gutiérrez Carbajo cobran un tono amenazador, al referirse a los mandos de los Mossos que le habían dado la espalda: «No, ese no me ha llamado tampoco. ¿Sabes lo que te digo? Que le den por culo, yo haré lo que tenga que hacer en su momento… y cada uno tomaremos nuestras responsabilidades cuando llegue el momento (…) Tú tranquilo que el que ríe el último siempre ríe mejor».
En su informe, la División de Asuntos Internos de los Mossos incluyó el siguiente comentario: «Estas llamadas ponen de manifiesto nuevamente que el señor Gutiérrez Carbajo tiene numerosos contactos con miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado». Como ha informado OKDIARIO, cuando Carbajo fue finalmente detenido, en octubre de 2010, los Mossos encontraron en su billetera una tarjeta de visita de Josep Lluís Trapero.
A raíz de estas intervenciones telefónicas, el titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona, Joaquín Aguirre, imputó al subinspector de los Mossos Antoni Salleres y a otros cinco miembros de la Policía autonómica catalana. Sin embargo, no llegó a imputar a Trapero.
Josep Lluís Trapero está citado a declarar este lunes en la Audiencia Nacional, imputado por un presunto delito de sedición. La Fiscalía considera que Trapero desobedeció las órdenes del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) y utilizó a los Mossos d’Esquadra para facilitar la celebración del referéndum ilegal de independencia del 1-O.
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