Al Shabaab asalta una base estadounidense y un convoy italiano en Somalia

Al Shabaab
Imagen de los daños causados por un coche bomba en Mogadiscio (Somalia). (Afp)

Demostración de fuerza de Al Shabaab. La organización yihadista somalí ha perpetrado dos ataques contra las tropas de la OTAN desplegadas en el país en apoyo de la misión de paz de la Unión Africana (AMISOM). Este lunes, dos coches bomba han estallado a la entrada de la base militar estadounidense de Baledogle, a cien kilómetros al oeste de Mogadiscio. En la capital, Reuters ha informado de otra explosión dirigida contra un convoy del Ejército de Italia.

El Mando África del Ejército de Estados Unidos ha informado de que el ataque se ha saldado sin bajas militares ni civiles. El comandante de Policía de Somalia Abdullahi Nur ha comentado a Reuters: “Intentaron atacar el aeródromo de la base, pero los coches estallaron en el exterior”. Después de haber rechazado el primer ataque, ha habido un tiroteo en el que diez terroristas han resultado muertos.

Al Shabaab ha reivindicado y glorificado el ataque en un comunicado: “A primera hora de la mañana del lunes, una unidad de élite de soldados de la Brigada de Martirio de Harakat al Shabaab al-Mujahideen ha lanzado una desafiante incursión en la base militar de Estados Unidos”, describe el documento publicado por una agencia afín al grupo terrorista; “Tras romper el perímetro de la base fuertemente fortificada, los muyahidín entraron en el complejo y mantuvieron un intenso tiroteo con los cruzados”.

El ataque, aunque fallido, ha sido audaz y ambicioso. Hasta ahora, Al Shabaab nunca había dirigido ataques en campo abierto contra una base estadounidense. Sus objetivos habían sido la población civil de Somalia y Kenia, edificios del gobierno de Somalia y, ocasionalmente, convoyes de la AMISOM. Según el analista Hussein Sheikh-Ali del Hiraal Institute de Mogadiscio, citado por Reuters, el hecho de que el ataque haya sido calculado específicamente contra los soldados estadounidenses indica el acceso a inteligencia de alto nivel por parte de Al Shabaab.

Además, la elección de la base de Baledogle como blanco no es casual. El emplazamiento es una de las bases desde las que las fuerzas estadounidenses que apoyan la misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM). Desde allí, se coordinan muchas de las operaciones de contraterrorismo dirigidas a Al Shabaab. Una parte sustancial incluye bombardeos con drones. Baledogle es, asimismo, un campo de entrenamiento de las tropas somalíes y sirve como lugar de estacionamiento para los soldados ugandeses de la AMISOM.

En paralelo al asalto a la base militar, un convoy italiano ha sido el objetivo de otra explosión que ha sacudido el centro de Mogadiscio. En él, viajaban asesores militares en apoyo a la AMISOM. Lorenzo Guerini, ministro de Defensa transalpino, y Emanuela del Re, viceministra de Asuntos Exteriores, han condenado el ataque a través de Twitter, aunque han informado de que no ha habido víctimas entre los militares. Sin embargo, el oficial Omar Abikar sí ha reconocido, como recoge The Guardian, que hay víctimas civiles. Los ataques se han producido una semana después de otra explosión que mató a 14 soldados burundeses.

El grupo Al Shabaab lleva activo, oficialmente, desde el año 2006, aunque fuentes como Counter Extremism Project señalan que su nacimiento se remonta a mediados de los 90, en paralelo al crecimiento de Al Qaeda. Desde entonces, se ha mostrado como un grupo terrorista muy activo, siempre bajo el paraguas de la red fundada por Bin Laden, Al-Zawahiri y Azzam.

Su objetivo consiste en reemplazar al actual Gobierno de Somalia, apoyado por la UA, Naciones Unidas y la OTAN, por un poder basado íntegramente en la sharía. Además, ha perpetrado numerosos atentados en países vecinos, como Uganda y, especialmente, Kenia: en septiembre de 2013, un tiroteo en el centro comercial Westgate de Nairobi se saldó con 68 muertos; en abril de 2015, un asalto contra la Universidad de Garissa, también en la capital keniata, terminó con el asesinato de 151 personas. Las últimas estimaciones, facilitadas por The Washington Post, estiman su militancia en una horquilla entre los 7.000 y los 9.000 miembros.

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