Holocausto

Muere a los 99 años Irmgard Furchner, la última persona condenada por los crímenes de la Alemania nazi

Irmgard Furchner fue también la primera civil declarada culpable por los crímenes en los campos de concentración nazis

Alemania nazi, campos de concentración nazis, campo de concentración de Stutthof, Polonia, Irmgard Furchner, judíos, holocausto
Irmgard Furchner en el juicio por los crímenes en Stutthof.
Paula M. Gonzálvez

Irmgard Furchner, considerada como la última persona condenada por crímenes cometidos en la Alemania nazi de Hitler, ha muerto a los 99 años, según han confirmado las autoridades alemanas este martes. Es, a la vez, la primera civil que fue declarada culpable por la criminalidad desatada en los campos de concentración nazis del Tercer Reich.

Furchner ocupó el puesto de secretaria en el campo de concentración de Stutthof, al norte de Polonia, entre 1943 y 1945. Aunque la noticia de su muerte ha trascendido ahora, un portavoz de la Fiscalía ha aclarado que falleció el pasado 14 de enero. Fue condenada a dos años de cárcel por el delito de complicidad en el asesinato de más de 10.000 personas, cuando ella tenía 18 y 19 años.

La causa por la que fue juzgada la llevó al banquillo por primera vez en septiembre de 2021, a pesar de que la acusada intentó eludir la justicia dándose a la fuga de la residencia de ancianos en la que vivía, durante la madrugada. Sin embargo, la Policía la arrestó horas después y el juez decretó prisión preventiva para la anciana.

En sala, varios supervivientes del campo de la muerte polaco testificaron para dejar constancia de los abusos a los que fueron sometidos todos los prisioneros en Stutthof. Finalmente, la mujer fue sentenciada en 2022 a dos años de libertad condicional, dado que se le sometió a pena juvenil, es decir, en el momento en el que cometió los delitos por los que fue condenada era menor de edad, al no superar los 21 años.

Su defensa se basó en la falta de pruebas que demostraran que Furchner estaba al tanto de lo que ocurría, pero Irmgard Furchner fue necesaria para ayudar a los responsables del campo de concentración en el «asesinato sistemático» de los prisioneros, mediante su labor como mecanógrafa, según recogía la sentencia.

Asimismo, los magistrados apuntaron que desde el lugar en el que se situaba su puesto de trabajo era visible parte del campamento, y que parte de lo que podía ver en éste incluía la chimenea del crematorio. También indicaron que era consciente de las condiciones en las que se encontraban los detenidos, víctimas de los nazis.

Así, la justicia consideró que con su voluntad de cumplir con su labor, Irmgard Furchner había ayudado en los asesinatos. Toda la correspondencia del campo de concentración del norte de Polonia pasaba por el despacho de la condenada. Furchner fue funcionaria en la comandancia de Stutthof, cerca de la ciudad polaca de Gdansk, desde junio de 1943 hasta abril de 1945.

El Tribunal Federal de Justicia de Alemania ratificó el fallo del tribunal de Itzehoe en agosto de 2024. El caso fue mediático por tratarse, no sólo de la primera trabajadora civil en ser declarada culpable por los crímenes cometidos en los campos de la muerte, sino también -con toda probabilidad- de la última persona condenada por los crímenes de la Alemania nazi.

Alrededor de 110.000 personas procedentes de 28 países pasaron, entre 1939 y 1945, por el campo de concentración de Stutthof, que albergaba cerca de 40 subcampos. De ellas, 65.000 murieron víctimas del Holocausto, la gran mayoría en las cámaras de gas, según recogen los registros del centro de documentación Arolsen Archives.

La Alemania nazi llevó a cabo el exterminio de dos tercios de la población judía europea durante la Segunda Guerra Mundial, durante la solución final. A lo largo de la guerra se estima que murieron once millones de personas.

El campo de la muerte más conocido, por tratarse del mayor centro de exterminio de judíos europeos, fue Auschwitz, que recibió unas 1,1 millones de personas de las 1,3 millones que fueron sometidas a las deportaciones desde 1942.

Cerca de un millón de ellos eran judíos y 900.000 de los mismos fueron asesinados en las cámaras de gas inmediatamente después de llegar al campo, la mayoría en Birkenau, una de las dos partes del campo -creado en un principio para ser una prisión en la que alojar a los polacos detenidos durante las redadas masivas-. Los trenes llegaban con regularidad procedentes de todos los países europeos ocupados por Alemania, desde Noruega hasta la isla griega de Rodas.

Durante los actos del pasado 27 de enero, por el 80 aniversario de la liberación de Auschwitz, Olaf Scholz o Volker Turk denunciaron «la normalización del antisemitismo» en la actualidad, que «crece de forma galopante». «Existe una gran amenaza para las poblaciones judías», declararon.

Lo último en Internacional

Últimas noticias