Casi 1.000 detenidos tras otra noche de violentos disturbios en Francia
Las fuerzas de seguridad arrestaron a 994 personas en Francia en la cuarta noche de disturbios por la muerte de un adolescente baleado por la policía, informó este sábado el Ministerio del Interior.
Francia desplegó a 45.000 agentes durante la noche del viernes y sacó a la calle vehículos blindados para frenar las protestas violentas desatadas tras la muerte el martes de Nahel, un adolescente de 17 años que recibió un disparo a quemarropa de un policía durante un control de tránsito en un suburbio de París.
Francia desplegó el viernes blindados y 45.000 policías para contener los disturbios provocados por la muerte de un joven baleado por un agente que, aunque «con menor intensidad», continuaron por cuarta noche con casi 500 detenidos.
En la víspera del funeral del joven Nahel, de 17 años, el presidente centrista Emmanuel Macron reforzó las medidas de seguridad y apeló directamente a los padres de los menores que han participado en las tres noches previas de protestas.
Su ministro del Interior, Gérald Darmanin, anunció el despliegue de 45.000 agentes en el país y autorizó la movilización de unidades blindadas de la gendarmería, un cuerpo militar que tiene competencias de seguridad pública.
Sin embargo, la noche volvió a traer destrozos, saqueos y lanzamientos de proyectiles contra los furgones de la policía, que respondía con gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes.
Los altercados estallaron el martes en los suburbios de París y se extendieron por el país tras la muerte de Nahel, de 17 años, por un disparo a quemarropa de un agente durante un control de tránsito en Nanterre, al oeste de la capital.
El día de mayor tensión, el jueves, se saldó con 875 detenciones y 249 agentes heridos, así como 492 edificios atacados y 2.000 vehículos calcinados.
«Hordas salvaje»
La primera ministra, Élisabeth Borne, dijo que se estudiarían «todas las opciones», entre ellas el estado de emergencia que piden la derecha y la ultraderecha, finalmente optó por reforzar el número de agentes y desplegar a los blindados.
De su parte, Macron también pidió «responsabilidad» a redes sociales como TikTok o Snapchat, a quienes reclamó que retiren contenidos vinculados con las protestas e identifiquen a sus usuarios.
El gobierno se encuentra bajo presión, entre la derecha y la ultraderecha que le piden mano dura y quienes reclaman medidas de apaciguamiento.
Dos sindicatos de policía, entre ellos el mayoritario Alliance, llamaron en un comunicado al «combate» contra las «hordas salvajes» que protagonizan los disturbios y advirtieron al gobierno que «entrarán en resistencia» una vez superada la crisis.
La oposición de izquierda condenó el comunicado, que calificó de «amenaza de sedición» y de «llamado a la guerra civil».
Sin referirse al texto, el ministro del Interior apeló a los agentes a «respetar las leyes y la deontología» y subrayó que una «minoría de delincuentes no representa la inmensa mayoría de los habitantes de los barrios pobres».
En un intento de apaciguar la situación, la selección francesa de fútbol, capitaneada por Kylian Mbappé, señaló en un comunicado que «el tiempo de la violencia debe parar» y dejar lugar a «maneras pacíficas y constructivas de expresarse».
«Desde este trágico suceso, asistimos a la expresión de una cólera popular que comprendemos en el fondo, pero no podemos aceptar en la forma», escribieron los futbolistas.
Actos vandálicos en Francia
Pero la violencia y los actos vandálicos emergieron en la noche del viernes, especialmente en Lyon (este) y en Marsella, la segunda ciudad de Francia, donde el ministerio de Interior mandó refuerzos.
«Todo el mundo detesta a la policía», cantaba un grupo de jóvenes, muchos de ellos con el rostro cubierto, en esta ciudad portuaria donde se produjeron saqueos, incendios y lanzamientos de proyectiles contra la policía, que detuvo a casi 90 personas.
Las autoridades impusieron toques de queda en al menos tres localidades de la región de París y en varias otras del país.
El ministro Darmanin pidió la suspensión de grandes eventos como conciertos, del servicio público de tranvías y autobuses a partir de las 21:00 horas y la venta de cohetes, bidones de combustible y productos inflamables para evitar más disturbios en Francia.
Los hechos relanzaron el debate sobre la violencia policial en Francia, donde en 2022 murieron 13 personas en circunstancias similares a las de Nahel, y sobre las fuerzas del orden, vistas como racista por parte de la población.
La ONU pidió a las autoridades francesas ocuparse seriamente de los «profundos» problemas de «racismo y discriminación racial» en sus fuerzas de seguridad, unas acusaciones que el ministerio de Exteriores calificó de «totalmente infundadas».
Varios países europeos como el Reino Unido, Alemania y Noruega advirtieron a sus ciudadanos en Francia que eviten las zonas de disturbios y que extremen la precaución.
El presidente del principal sindicato patronal de la hostelería, Thierry Max, alertó a su vez de la ola de cancelaciones en las zonas afectadas por la violencia. El sábado tendrá lugar el entierro de Nahel, anunció el alcalde de Nanterre, Patrick Jarry.
Mounia, la madre de la víctima, dijo en la cadena France 5 que no culpaba a la policía, sino solo al agente que le quitó la vida a su hijo. La justicia decretó prisión preventiva por homicidio voluntario para el agente de 38 años autor del disparo que, según su abogado, pidió «perdón a la familia» de Nahel.