Internacional
Venezuela

Así ha escapado Corina Machado de Venezuela por la peligrosa ruta de Curazao para llegar a Noruega

Desde Caracas, Machado viajó de noche en vehículos discretos hacia la costa del estado Falcón

Luego, una travesía por mar en lancha hasta Curazao, desde donde ha tomado un vuelo hacia Noruega

  • María Ruiz
  • Portadista. Especialista en 'breaking news' y noticias de nacional e internacional. Nací al periodismo en Abc, ayudé a fundar La Razón y viví en Las Provincias.

María Corina Machado, la líder opositora venezolana inhabilitada y perseguida por el chavismo, ha orquestado una de las fugas más audaces de la historia reciente de América Latina para llegar a Oslo el día de la ceremonia de entrega del Nobel de la Paz. Este martes, fecha confirmada por altos cargos de EEUU a The Washington Post, Machado abandonó Venezuela a bordo de una lancha rápida, iniciando un periplo por la peligrosa ruta marítima hacia Curazao.

Esta travesía es una huida física y una demostración de resistencia contra el totalitarismo de Nicolás Maduro, quien había intensificado las redadas y los bloqueos tras las polémicas elecciones de julio de 2024.

La clandestinidad de María Corina Machado se remontaba a agosto de 2024, cuando el régimen la obligó a esconderse tras su descalificación política. Durante meses, la ingeniera industrial de 56 años se ha refugiado en casas seguras de aliados en Caracas y sus alrededores, e incluso se rumoreó su paso por embajadas extranjeras. La de Estados Unidos, sin personal diplomático desde 2019, fue un refugio tentador, pero arriesgado; Maduro había mentido públicamente sobre supuestos planes opositores para atacarla: el cerco se cerraba con allanamientos nocturnos, drones de vigilancia y checkpoints en cada esquina.

El plan de fuga de María Corina Machado ha fraguado en secreto, con la diáspora venezolana en Miami y contactos en Washington coordinando los hilos, revelan medios norteamericanos. Desde Caracas, Machado viajó de noche en vehículos discretos hacia la costa del estado Falcón, un bastión pesquero al noroeste del país, donde el Golfo de Venezuela se abre como una trampa traicionera. Esta ruta, conocida como el «camino de los desesperados», ha sido el escape de otros líderes opositores como Leopoldo López en 2019 o los exiliados post-2017.

Sin embargo, Falcón es un nido de controles: patrullas de la Guardia Nacional Bolivariana y la Armada revisan embarcaciones con rayos X y perros detectores. Los opositores dependen a menudo de la «connivencia» del régimen —sobornos a oficiales corruptos o miradas ciegas por lealtad oculta— para sortearlos. A medianoche, en un muelle improvisado cerca de Punta Cardón, Machado posiblemente subió a una lancha go-fast, un bote veloz de fibra de vidrio equipado con motores fuera de borda de alta potencia, capaz de surcar las olas a 50 nudos.

La travesía no habrá durado más de tres horas, pero el Golfo de Venezuela, con sus corrientes impredecibles y aguas infestadas de narcotraficantes, es un corredor letal: tormentas repentinas, encuentros con lanchas armadas y la constante amenaza de helicópteros militares.

Al amanecer del 10 de diciembre, avistaron las costas de Curazao, la isla neerlandesa que sirve de puente a la libertad para miles de venezolanos. Desembarcaron en una playa remota cerca de Willemstad, donde un equipo de exiliados los esperaba con un vehículo blindado, cuentan medios de EEUU.

Desde el aeropuerto de Hato, Machado tomó un vuelo comercial. El destino final: Oslo, Noruega, sede de negociaciones de paz y hogar de un Comité Nobel que la había nominado en años previos por su defensa de la democracia.

Su llegada a Gardermoen (Noruega), este miércoles, se espera discreta y simbólica. Rodeada de diplomáticos noruegos y periodistas internacionales