¿Cómo se hace?
Plantas

Cómo cuidar una margarita gerbera

La margarita gerbera es un tipo de planta que atrae mucho por su color, aunque lo cierto es que su cuidado puede resultar todo un reto, si no sabemos exactamente cuáles son sus necesidades. Veamos entonces a continuación, paso a paso, y de modo sencillo, cómo cuidar una margarita gerbera.

Originaria de África, este es un tipo de planta cuyas flores son como las de una margarita común aunque las podemos encontrar de distintos colores ( blancas, rojas, amarillas, rosadas, o violetas), dependiendo de la especie y la variedad. Aunque necesita sus horas de luz, y un riego adecuado como cualquier otra planta, quizás por su orígen resulta algo más complicado el cuidado en nuestros jardines o terrazas de modo que vamos a ver continuación qué pasos seguir para que florezcan y luzcan siempre bellas.

Pasos para cuidar una margarita gerbera

  1. Comenzaremos hablando de la colocación de la margarita gerbera ya que estas plantas deben colocarse en lugares muy luminosos, pero no a la luz solar directa y muy bien ventilados. En su país de origen es de hecho una planta que crece con la luz suave entre las rocas y los árboles. Nunca en campo abierto. Evita además colocarla en un lugar en el que se den corrientes de aire.
  2. En cuanto a las temperaturas debes asegurarte que las nocturnas sean siempre de alrededor de 15 ° C, mientras que la temperatura diurna tendrá que ser de 20-25 ° C. Las altas temperaturas se toleran muy bien siempre que el suelo tenga el grado correcto de humedad. Durante el invierno es importante que las temperaturas no caigan por debajo de 5 ° C.
  3. La temperatura del suelo es muy importante y su valor óptimo tiene que ser aproximadamente 16-20 ° C. De hecho, una buena temperatura del suelo estimula la formación de un buen sistema radicular con la formación de numerosos pelos radicales y, a su vez, las raíces estimulan la producción de hojas y, por lo tanto, de las flores (la planta debe haber emitido al menos 10-15 hojas para la floración). ). Si la temperatura del suelo es baja, la cabeza de la flor permanece pequeña, el tallo corto y, por lo tanto, la floración es modesta. De hecho, con una temperatura del suelo de 8-10 ° C, la planta dejará de crecer. No muere sino que permanece en estado vegetativo y en este estado también puede soportar temperaturas del suelo de 0 ° C.
  4. En cuanto al riego, tendrás que regar regularmente para que el suelo esté siempre húmedo, no empapado, de manera regular desde mayo hasta octubre. El riego constante es esencial, especialmente cuando la planta está en flor. Debes evitar sin embargo, los estancamientos de agua.
  5. Por otro lado, tenemos que hablaros también de la tierra, ya que la margarita gerbera es un tipo de planta que prefiere los suelos ricos en sustancias orgánicas, ligeros, que favorecen el rápido drenaje del exceso de agua. De manera especial hemos de decir también que prestemos atención a la hora de plantar ya que nunca debemos enterrar el collar de la planta para evitar la aparición de enfermedades fúngicas.
  6. No nos olvidemos tampoco de la fertilización siendo recomendable usar fertilizante líquido diluido apropiadamente en agua de riego cada 15 días desde el momento en que comienzan a formarse los brotes y durante la floración. Usa un fertilizante con un mayor contenido de potasio y fósforo ya que promueven la floración. Por lo tanto, cuando compres un fertilizante, asegúrate de que además de tener nitrógeno, fósforo y potasio, que los dos últimos tengan una mayor cantidad y que tenga también microelementos, es decir, aquellos compuestos que la planta necesita en cantidad mínima como magnesio (Mg), hierro (Fe), manganeso (Mn), cobre (Cu), zinc (Zn).
  7. En cuanto a la poda, esta es una planta que normalmente no se puede podar, simplemente tenemos que ir retirando las hojas y flores que se secan gradualmente, eliminándolas en la base del pecíolo ya que si lo dejas puedes producir que salgan hongos. Además, la eliminación de las hojas viejas asegura una mejor circulación del aire y el paso de la luz.
  8. Por último, siempre usa herramientas limpias y desinfectadas (en la llama o con varechin o alcohol) para evitar infectar los tejidos.