¿Cómo se hace?
Ski

Así debes ajustar las fijaciones de ski: más fácil de lo que crees

Aunque aún falta para la temporada de esquí, es probable que estés pensando en ir a algunos de los destinos de nieve este invierno. Para disfrutar al máximo de tus vacaciones debes saber algunas cosas básicas de estos deportes, como por ejemplo de qué forma ajustar las fijaciones de ski. Ésta es una de las actividades que no puedes perderte en la montaña, pero tiene su responsabilidad.

Por eso es importante que hagas todas las averiguaciones posibles antes de planificar tu escapada. De modo que cuando visites ese paraíso blanco que has seleccionado para tu próximo viaje, puedas pasar un rato divertido con los skies sin poner en riesgo tu vida.

Cómo ajustar las fijaciones de ski

El procedimiento para fijar los skies consta de dos pasos principales. El primero consiste en establecer una posición de ajuste inicial, mientras que el segundo tiene que ver con el ajuste de esas fijaciones según el perfil del esquiador. Si hasta aquí has comprendido más bien poco, en las siguientes líneas vamos a enseñarte cómo es el paso a paso para poder esquiar con absoluta tranquilidad.

Ajuste de longitud y empuje

Las fijaciones de esquís son indispensables para la sujeción del esquiador. Afectan al rendimiento, pero depende que esté bien aferrado a los esquíes y no vayan a desprenderse durante la bajada. La «encuadernación» de esquí típica cuenta con varias piezas: la parada o parte delantera y el talón o parte trasera.

La parte delantera incide en la longitud de la suela, y también en la fuerza necesaria para liberarse, mientras que la parte trasera incide en la compresión del esquí.

Factores como el peso y el nivel del esquiador son imprescindibles y hay que analizarlos antes de enganchar la bota en la parada. Una vez que hayas realizado este paso, comprueba que el retenedor del talón está dentado. La bota debe encajar justo en la fijación.

Configuración de acuerdo con el perfil

Por otro lado, el ajuste también puede ser complicado. El sexo, la edad, la altura y el peso, el tamaño y la experiencia del esquiador deben ser tenidos en cuenta al configurar el ajuste. Si queda demasiado débil o fuerte puede causar una caída dura al descender. Una fijación bien colocada debería permitir soltar la bota en rotación horizontal, y además liberar el pie de provocarse una caída.

Ya posicionada la bota, hay que ajustar la compresión. En el dorso de la compresión hay un indicador amarillo que ayuda precisamente a saber cuál es la compresión adecuada. Por supuesto, ante cualquier duda consulta a un profesional.