Historia
Paleontología

Hallazgo histórico: encuentran un fósil con 520 millones de años que tiene el cerebro y los órganos intactos

La búsqueda de fósiles capaces de ofrecer información sobre la anatomía interna de los primeros animales fue siempre un objetivo de la paleontología. Ahora, el hallazgo de un fósil con 520 millones de años supone un avance significativo, ya que permite estudiar de manera directa órganos y sistemas que, hasta ahora, se conservaban muy raramente en muestras tan antiguas.

El fósil hallado pertenece a una larva de artrópodo de la era Cámbrica y presenta una preservación excepcional. Su estudio abre la posibilidad de reconstruir aspectos clave de la evolución de los primeros artrópodos, incluyendo el desarrollo de estructuras nerviosas y digestivas que son fundamentales para entender la biología de los animales modernos.

Así es el fósil con 520 millones de años que hallado: tiene los órganos intactos

Un equipo científico identificó un fósil con 520 millones de años de antigüedad en Yunnan (China), correspondiente a una larva de gusano diminuta, que conserva el cerebro y los intestinos intactos. El hallazgo fue documentado en la revista Nature.

La preservación tridimensional del espécimen permitió a los investigadores examinar el cerebro primitivo, glándulas digestivas y otros órganos sin dañarlo. Según el equipo, este fósil ofrece un nivel de detalle que supera lo que normalmente se observa en restos de la misma antigüedad, convirtiéndolo en un referente para la investigación evolutiva.

Katherine Dobson, coautora del estudio, explicó: «Siempre es interesante ver qué hay dentro de una muestra usando imágenes 3D, pero en esta increíble larva diminuta, la fosilización natural ha logrado una conservación casi perfecta».

Características anatómicas del fósil

Este fósil encontrado en Yunnan muestra un desarrollo interno inusual para su época. Entre sus características principales se destacan:

Gracias a la tomografía por rayos X de sincrotrón, los científicos pudieron realizar lo que describen como una “autopsia virtual”, sin comprometer la integridad del fósil. Esta técnica facilita observar estructuras internas que normalmente se pierden durante la fosilización.

Condiciones de conservación de este fósil y las pistas que da sobre la evolución

La preservación de este fósil con 520 millones de años se atribuye a condiciones ambientales excepcionales. El entierro rápido en sedimentos pobres en oxígeno impidió la acción bacteriana, permitiendo que los tejidos blandos se mineralizaran antes de descomponerse.

Este tipo de fosilización es extremadamente raro y proporciona información directa sobre el desarrollo embrionario y las primeras etapas de vida de los artrópodos. Los investigadores destacan que casos como este son fundamentales para reconstruir la biología de los primeros animales complejos, que hasta ahora solo se podía inferir de manera indirecta.

A su vez, el hallazgo de este fósil sugiere que los sistemas nerviosos complejos ya existían hace más de medio billón de años. Este dato obliga a replantear teorías sobre la evolución de los cerebros en los artrópodos y aporta referencias para campos como la neurociencia evolutiva y la biomimética.

El fósil permite estudiar estructuras como el protocerebro, que conectan la pequeña larva del Cámbrico con la diversidad de artrópodos actuales, incluyendo insectos, crustáceos y arañas.

Martin Smith, autor principal del estudio, afirmó: «Siempre pensé que era imposible encontrar una larva de estas características, por lo diminutas y frágiles que son. Pero al observar las estructuras preservadas bajo su piel, quedé boquiabierto».

Relevancia científica de este fósil con 520 millones de años y perspectivas futuras

Este fósil se considera una cápsula del tiempo microscópica. Su estado de conservación ofrece una ventana directa a la anatomía y evolución temprana de los artrópodos. Entre las aportaciones más relevantes se encuentran:

Su estudio también contribuye a esclarecer cómo la arquitectura interna de los primeros euartrópodos influyó en su éxito evolutivo, favoreciendo la aparición de sistemas circulatorios sofisticados y adaptaciones que persisten en especies modernas.