Brujas de Salem: Así fue la matanza de 20 personas acusadas de brujería
Los siglos XV al XVIII de la Edad Media fueron especialmente cruentos en muchos aspectos. Uno de ellos fue el referido a la caza de brujas en toda Europa y estados Unidos, donde las creencias religiosas y el puritanismo se volvieron crueles con aquellos que no practicaban una vida «decente» y religiosa. A pesar de que en Europa se calcula que murieron unas 9 millones de personas relacionadas con la brujería, una de las historias que más ha trascendido a lo largo de los años fue la que implicó la horca de 20 personas, más muchas excarcelaciones, acusadas de brujería en la localidad de Salem, Massachusetts.
En enero de 1692 comenzó el juicio contra 20 mujeres que fueron denunciadas por un grupo de adolescentes de practicar la brujería y adorar a Satán en rituales más que discutibles. El resultado fue un proceso judicial con multitud de fallos y contradicciones que acabó por condenar la vida de estas mujeres acusadas de brujería en Salem.
Puritanismo en las colonias
En el año 1620 comenzaron a formarse las primeras colonias de Nueva Inglaterra. Principalmente eran europeos que llegaban desde Inglaterra y Países Bajos que buscaban un vida mejor. La religión y el puritanismo de sus vidas marcaron la creación de estas nuevas colonias y se hicieron llamar los Padres Peregrinos.
A pesar de que en esta época comenzaron a sucederse juicios contra supuestas brujas en todas las colonias británicas de la época, centrados en gran parte, en las zonas de Boston y Springfield, la historia de Salem llamó especialmente la atención a los historiadores por la crueldad extrema que el puritanismo demostró en estos juicios, siendo responsables de la mayoría de muertes por brujería de la época en Estados Unidos.
Samuel Parris, el puritano que inició la persecución
La historia de las brujas de Salem comenzó mucho antes de 1692, pero fue este año donde se produjeron los asesinatos de adoradoras de Satán más destacados y en masa.
La llegada del reverendo Samuel Parris a la pequeña colonia de Salem, fue el detonante de esta persecución de las brujas en el lugar. Parris se trasladó hasta Salem junto a su familia, sus hijos Thomas, Elizabeth y Susannah, además de su sobrina, Abigail Williams, que comenzó a vivir con la familia después de la muerte de sus padres.
Samuel Parris era un claro devoto de la fe en Dios, y mantenía una relación con sus familia de imposición de duras normas de comportamiento que incluso no eran bien vistas en Salem.
Fue en febrero de 1692 cuando comenzaron a aparecer pequeños fenómenos extraños en la localidad. Algunos hablaban de ceremonias blasfemas, de mujeres desnudas adorando al diablo en mitad del bosque mientras se frotaban entre ellas. Estas historias pusieron a los vecinos de Salem en alerta ante posibles casos de brujería.
Fueron la hija de Samuel Parris, Elisabeth, conocida como Betty Parris, y la sobrina Abigail, las que comenzaron a encender la imaginación de los habitantes de Salem, llena, en su mayoría, de trabajadores puritanos. La imaginación de estas niñas era contrapuesta a los rituales de vudú que practicaba su cuidadora, Tituba, una esclava de la familia, que posteriormente sería acusada de brujería.
Comienza la caza de brujas
La mayoría de habitantes de Salem creían en las brujas y la brujería, incluido el devoto Samuel Parris. Todo se precipitó cuando, según las crónicas de la época, las dos niñas comenzaron a sufrir convulsiones en público, y repetían frases blasfemas sin sentido.
El doctor del pueblo, William Griggs fue claro en el diagnóstico: «No hay dudas de que se trata de la influencia directa del demonio». Para muchos, este acto de las niñas no fue más que una manera de esconder sus juegos sexuales, a los que se había unido Ann Putnam, una joven de 12 años, hija de unas de las familias más ricas y con más influencia de Salem.
Para evitar la horca, las dos niñas de la familia Parris acusaron a su cuidadora, Tituba, de realizar actos satánicos con ellas. Comenzaron los primeros juicios en Salem, que se saldaron con el asesinato de una veintena de personas relacionadas con la adoración de Satán y la brujería.
Juicios sin garantías
Ese mismo febrero comenzaron los juicios de Salem. Con la sala abarrotada de gente, los dos magistrados encargados de resolver el caso, presionaron a Betty Parris y a su prima para que señalaran a los culpables de tal blasfemia. Lógicamente, la primera acusada fue la esclava Tituba, que acabó confesando que veía al demonio para librarse de las torturas que habían prometido los puritanos de Salem.
En su confesión, Tituba habló de un libro del mal donde aparecían otros nombres de personas de Salem. La esclava estuvo un año recluída en la cárcel, pero la caza de brujas de Salem ya había comenzado. Sarah Osborne y Sarah Good fueron condenadas a la horca, después de ser acusadas de brujería y no confesar.
Martha Corey siguió los pasos de estas, acusada sin ningún fundamento, y asesinada en la horca .Su marido fue encarcelado y murió en prisión torturado y acusado de ser complice de las brujas.
Poco a poco, fueron pasando por la horca numerosas mujeres, y algunos hombres, como John Alden, acusado de entregar el libro del demonio a Tituba con los nombres de los adoradores de Satanás.
Años después, en 1703, el tribunal de Massachusetts rechazó todas las pruebas presentadas en los juicios, declarando que habían estado llenos de irregularidades.
Muchos historiadores que han estudiado en profundidad el caso de las brujas de Salem han intentado buscar un motivo por el que las dos primeras chicas se comportaron así, y lo achacan, mayoritariamente, a la histeria puritana capaz de crear enfermedades orgánicas donde no las había.
Temas:
- Historia