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Un soltero de ‘First Dates Hotel’ explica a qué se dedica y su cita alucina: «¿Eso no es masturbar?»

Quico y Anya se convirtieron en dos de los protagonistas de la noche

  • Idania Monzón
  • Graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual. Escribo sobre la actualidad televisiva y musical. Además, me gusta investigar y hablar sobre todo lo relacionado con las ficciones del momento, tanto de la pequeña como gran pantalla.

España se encuentra en plena ola de calor y, por ello, el equipo de Mediaset España ha querido cambiar de aires a los participantes que acuden a First Dates. El popular show de citas a ciegas de Cuatro ha dado el salto a Telecinco y lo ha hecho bajo el nombre de First Dates Hotel. Una nueva versión del formato donde los solteros se conocen en un acogedor hotel boutique de la costa alicantina.

La pasada noche del 23 de julio, First Dates Hotel aterrizó con su primer programa. De esta manera, los espectadores tuvieron la oportunidad de ser testigos de citas tan peculiares como la protagonizada por Quico y Anya. El soltero es un hombre de 41 años que trabaja como masajista erótico y le encanta escribir.

«Casi todas las relaciones que he tenido han sido abiertas, nunca me he preocupado de la exclusividad. En el sexo soy bastante abierta, me gusta experimentar muchas cosas», afirmó. Tras conocerse, la pareja de solteros se trasladó hasta el restaurante del hotel con el objetivo de conocerse mejor.

La soltera tuvo mucha curiosidad por la profesión de su cita, por lo que le pidió que le hablará un poco del tema. «Soy masajista erótico», le confesó Quico. «¿Eso no es masturbar?», le preguntó ella directamente. «No es un masaje tántrico, es más sensual y de conectar con las energías eróticas», le respondió el joven.

La participante, por mucho que su cita se lo explicase, no terminaba de comprender la diferencia entre una cosa y otra. «No he pillado el concepto», dijo. Pero, lejos de molestarse, el soltero supo manejar la situación con bastante calma. Fue entonces cuando le hizo una inesperada pregunta.

«¿Crees que el tamaño importa?», le cuestionó. «Espera que trague para poder contestar», le dijo ella. «Si es excesivamente grande o pequeña, sí», le respondió sin miramientos. «A mí me gusta hacer sexo oral y sentirla», confesó. Asimismo, y lejos de dar por concluida la velada, los solteros se trasladaron hasta la sala privada.