Una soltera de ‘First Dates’, obligada a parar los pies a su cita: «Eso no lo acepto»
La soltera lo tuvo muy claro
No es ningún secreto que First Dates, poco a poco y con el paso del tiempo, se ha convertido en uno de los programas de televisión que más éxito continúa cosechando en Cuatro. Esto no es producto de la casualidad, puesto que cuenta con un equipo verdaderamente excepcional. De hecho, cada vez son más los solteros que se animan a visitar el restaurante más famoso de la televisión en busca de su media naranja. En una de las nuevas entregas de First Dates emitidas en Cuatro, los espectadores pudieron conocer a Liliana, una administrativa venezolana de 53 años que llegaba desde Santa Cruz de Tenerife. Entre otras cuestiones, se definió como una mujer resiliente a la que, a pesar de todo, le ha ido muy bien en el amor. Eso sí, dejó muy claro que estaba verdaderamente harta de relaciones esporádicas: «Quiero conocer a un hombre cortés, atento y tradicional».
Por si fuera poco, la soltera quiso ir mucho más allá: «Quiero disfrutar de la vida y vivir cosas que no pude hacer porque me casé muy joven». Su cita para esa noche era Mario, un cocinero italiano de 59 años que también vivía en Santa Cruz de Tenerife. Una coincidencia que dejó a ambos completamente sin palabras nada más conocerse. «¡Qué casualidad! Hace un año que vivo ahí», reconoció el comensal. La primera impresión de ambos fue verdaderamente excepcional, puesto que el italiano reconoció lo siguiente ante las cámaras del equipo: «Me parece una chica guapa y muy maja». Ella, por su parte, también se sinceró: «Parece un caballero, pero habrá que conocerle más a fondo». Tras intercambiar alguna que otra palabra en la barra, Laura Boado acompañó a los dos solteros hasta la mesa que tenían reservada para poder disfrutar de la velada. Como no podía ser de otra manera, comenzaron hablando de Santa Cruz de Tenerife.
De hecho, Mario reconoció que aprendió a hablar español gracias al dating show que se emite en Cuatro: «Me gustó tanto que empecé a verlo, sin entender lo que estaba diciendo. Poco a poco, comencé a hablar español». Y añadió: «He aprendido a hablar gracias al programa, y me estoy enamorando gracias a First Dates. Espero que el círculo se cierre».
Acto seguido, el comensal quiso saber cuáles eran las aficiones de su cita. Ella no tardó en responder: «Bailar, bailo música latina. Soy latina, ¿qué voy a bailar? Nunca he ido a clases de baile, pero lo llevo en la sangre». Algo en lo que coincidía con el italiano: «Yo di clases de baile hace 25 años», reconoció.
La cita avanzaba y los dos se daban cuenta de que tenían cada vez más cosas en común. Es más, la complicidad entre ambos era innegable. «Estar aquí es un privilegio, y la sorpresa de que seamos del mismo sitio… Es casi mi vecino, eso es un punto». En la recta final, ambos pasaron al reservado.
Fue entonces cuando se animaron a jugar al juego de azar del programa: «Dale a tu cita un beso que no olvide jamás», leyó el italiano en voz alta, pero ella no tardó en pararle los pies: «Es la primera cita… Eso no lo acepto». A pesar de esa incómoda situación, en la decisión final de First Dates, los dos estuvieron de acuerdo en tener una segunda cita para seguir conociéndose.
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