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‘First Dates’: una soltera, en shock por los dotes de seducción de su cita

  • Natalia Díaz
  • Periodista y comunicadora audiovisual. Actualmente redactora en Happy FM. Interesada sobre todo en la música y adentrándome en el mundo de la televisión.

First Dates ha vuelto a reunir a un grupo de solteros dispuestos a conocer a una persona para que se convierta en su media naranja. Esta tampoco es tarea fácil y uno de los protagonistas de la velada la ha liado por ser demasiado lanzado.

Lázaro viene de Cuba y tiene 36 años. En el restaurante piensa presumir de sus dotes de seducción, pero no con cualquiera ya que también se define como exigente. “Lo llevo en la sangre”, afirmaba. “Me gustan las mujeres que estén buenas. La belleza la veo en la parte espiritual”, ha explicado el soltero. Su cita fue Flavia Colomba, de 31 años y originaria de Chile. A primera vista, el cubano ha caído rendido a sus encantos. “Una diosa hecha mujer”, aseguraba. La soltera le ha comentado a su acompañante que le gustaba que le llamasen por su segundo nombre, Colomba. “Eres muy bella”, le piropeaba el hombre.

Dairon en ‘First Dates’ | Mediaset

Inesperadamente, Lázaro pedía a la comensal que le llamara Dairon. Carlos Sobera no daba crédito a lo que estaba pasando: “Esto es un cachondeo absoluto”. El soltero ha contado entonces que trabajaba en una pizzería, pero que solo recomendaba ir si estaba él. “Su energía es especial, es entretenido, pero siento que es un poco más invasivo de lo que yo estoy acostumbrada. Soy un poco más reservada”, confesaba a las cámaras de First Dates. Entonces ella ha contado que había trabajado en un restaurante cubano en Alemania. “Cuando pruebes Cuba vas a decir por algo precede la fama”, afirmaba el comensal. Según él, los cubanos tienen fama de buenos amantes.

Conforme avanzaba la velada, Colomba ha reafirmado aún más que Dairon era muy lanzado. “Los hombres lanzados no me gustan, siento que es demasiado invasivo y todavía no tengo la confianza”, explicaba la chilena. Por otro lado, el pizzero ha dejado su faceta seductora a un lado y asegurado que suelen prejuzgarle cuando verdaderamente lo que él quiere son relaciones serias. Durante la cena, la música ha sonado en el restaurante y los dos solteros se han levantado a bailar.

El cubano ha tenido un bonito detalle al comentarle a su cita que le gustaba su vestido. Ella hubiera estado encantada con el cumplido si no fuera por el “para arrancarlo” final que ha añadido su compañero de baile. “Fue como… Por ahí no. Me ha dicho eso y me cortó todo el rollo”, aseguraba ella. El comensal se ha percatado enseguida de que se había pasado con el comentario y que había cometido un error. Finalmente, y como era obvio, él quiso una segunda cita que ella rechazó al no haber visto en él a su hombre ideal.