Eurocopa
Eurocopa: España-Alemania

Esta España es un orgullo

Una España heroica se sobrepuso a la dureza de las patadas Alemania y a la dureza facial del vergonzoso árbitro Anthony Taylor para meterse en las semifinales de la Eurocopa

Memorable partido de la selección española, que ganó en la prórroga con un cabezazo de Mikel Merino en el minuto 119

Una España heroica se sobrepuso a la dureza de las patadas Alemania y a la dureza facial del vergonzoso árbitro Anthony Taylor para meterse en las semifinales de la Eurocopa en un partido memorable e histórico. Legendario. Kroos debió ser expulsado en el último partido de su carrera y lesionó a Pedri a los cuatro minutos. La selección de Luis de la Fuente no se arrugó y respondió con el fútbol divertido y vertical abrochado con el gol de Dani Olmo. Alemania, fiel a su orgullo, nunca se dio por vencida y empató sobre la bocina con un gol de Wirtz que mandó el duelo a la prórroga. Allí emergió la figura de Mikel Merino para marcar un golazo en el minuto 119 que ya forma parte para la eternidad de la gloriosa leyenda del fútbol español.

A tomar por saco Lineker. España se pasó por el forro su frase, viralizada y convertida en dogma de fe cuando Internet aún iba a pedales, de que el fútbol «lo inventaron los ingleses, juegan once contra once y siempre gana Alemania». Nanay Gary. Porque cuando España se pone a tocar, tócala, no hay teutón que se nos resista. Y como sigamos así, ni teutones, ni galos, ni lusos, ni sajones, ni turcos, ni nadie. Y ni a palos nos van a parar. Como decía Luis Aragonés, el gran Luis, «ganar, ganar y volver a ganar».

No era partido para inventos. Ya saben, por la enjundia del rival, por aquello de no tocar lo que funciona y porque era el peor momento para sufrir un ataque de entrenador. Alemania no hace prisioneros y Luis de la Fuente lo sabía, así que la alineación la vimos venir. Los mismos que contra Italia y Georgia. A Dani Olmo, goleador chispeante en octavos, le tocaba sacar número y esperar turno en la segunda parte como si estuviera en la pescadería.

En España jugaban los once que cualquiera hubiera adivinado porque, repito, un partido ante Alemania no es para andar con experimentos. A saber: Unai Simón; Carvajal, Le Normand, Laporte, Cucurella; Rodri, Fabián; Nico Williams, Pedri, Lamine Yamal; y Morata.

Enfrente Alemania. No hace falta ponerle calificativos. Sólo con el nombre acojonan. Por no hablar de que tienen gente de la fiabilidad de Neuer, Rüdiger o Kroos mezclada con la energía que aportan chicos como Musiala, Wirtz o Havertz. Para más inri jugábamos en su campo. El más difícil todavía, vamos.

Nagelsmann dispuso un once en al que regresaban Tah para acompañar a Rüdiger en el centro de la defensa y Emre Can por Sané en la mediapunta. No había novedades en un equipo formado por Neuer; Kimmich, Rüdiger, Tah, Raum; Kroos, Emre Can, Gündogan; Musiala, Sané y Havertz.

Dos cornadas de Kroos

Toreó España de salida y embistió Alemania. Pedri avisó a Neuer en el primer minuto tras un gran robo de Cucurella y, tres minutos después, llegó la acción que cambió el partido. Kroos corneó a Pedri en una acción que era una amarilla clamorosa (o puede que algo más). El inglés Taylor se hizo el sueco y no amonestó al alemán, que un minuto después volvió a intimidar con un pisotón alevoso a Lamine Yamal. También se fue de rositas. Igual que Zidane, Kroos merecía haber sido expulsado en el último partido de su carrera.

De resultas de la cornada Pedri acabó en la enfermería porque su rodilla quedó torsionada hacia atrás en una posición fea. Muy fea. Entró Dani Olmo por el canario y España, indignada y dolida, comenzó a vengarse de Alemania con la pelota. Fabián y Dani Olmo probaron fortuna otra vez desde fuera del área pero Neuer seguía con su meta incólume.

Cucurella derriba a Gundogan en el España-Alemania. (EFE)

Nos plantamos en el minuto 22 con un partido de ida y vuelta, vertiginoso como una película de acción y con intercambio de golpes como un combate de Rocky. Alemania nos metía el miedo en el cuerpo con los balones aéreos y las jugadas a balón parado. Le Normand, algo descolocado, vio una amarilla que acarreaba suspensión al llevarse puesto a Gundogan en una acción estúpida.

Ya habíamos superado la media hora y corríamos demasiado. Alemania iba creciendo con un fútbol simple y directo y Havertz le comía la tostada a los centrales españoles. Pero en el 35 Nico Williams tuvo en sus botas la ocasión del partido. El pase, a lo Laudrup, lo filtró Dani Olmo y el desmarque del extremo (todavía) del Athletic obtuvo el premio del mano a mano ante Neuer, que se sacó una mano imposible abajo en el palo corto.

Intercambio de golpes

Luego volvió a probar Dani Olmo con un tiro que se envenenó y provocó que Neuer tuviera que sacársela de encima con un mal despeje que dejó el balón muerto. Morata no estuvo ni rápido ni atento, como Rajoy en la moción de censura, y no aprovechó un remate que un killer no debe dejar pasar. Se volvía a salvar Alemania al filo del descanso.

Al que llegamos con Le Normand con cara de cambio por su amarilla y su incontinencia en los cruces. Nacho apretaba en el calentamiento. Aún en las postrimerías de la primera mitad a España le dio tiempo a meter otro susto a Alemania en las botas del bullicioso Nico Williams. Y a Taylor para volver a perdonar, igual que a Kroos, la segunda amarilla a Rüdiger por un agarrón alevoso en la frontal que el pésimo y prevaricador árbitro inglés no quiso ver para no tener que amonestar.

El descanso nos calmó los ánimos tras un primer tiempo de infarto. Ambos seleccionadores movieron el banquillo. En España entró Nacho por Le Normand y en Alemania Florian Wirtz por Sané y Andrich por Emre Can. Y el inicio del segundo acto fue igual que el del primero: cornada de Wirtz a Laporte en una jugada sin peligro en campo español. Alemania volvía a intentar intimidarnos.

No lo logró. Porque Morata se marcó un jugadón de delantero puro en el área pequeña que lo abrochó con un mal final y un disparo defectuoso. Fue el último aviso de España… antes del gol. Que llegó en el minuto 51 en una jugada vertiginosa y precisa de nuestra selección. Morata abrió para la subida por la derecha de Lamine Yamal. Condujo y vio la llegada desde atrás de Dani Olmo que, ante el despiste de Andrich, batió por abajo a un Neuer que se tiró tarde.

Dani Olmo de mi vida

Nagelsmann reaccionó con otro doble cambio: fuera Gündogan y Raum, dentro Mittelstädt y Füllkrug. Alemania dejaba latifundios a su espalda y era la hora de rematarlos a la contra. Para eso Luis de la Fuente quitó a Lamine Yamal para meter a Ferran Torres. Kroos seguía teniendo bula para pegar y estaba dando más patadas en su último partido que en toda su legendaria carrera. Eso sí, a la undécima falta, vio la amarilla por un agarrón alevoso a Dani Olmo.

En el erótico 69 metió Unai Simón una mano abajo que bien podía valer una semifinal. El disparo de Andrich llevaba veneno pero el vuelo del portero español evitó el gol alemán. Mientras, Morata impartía un máster de jugar de delantero centro. Alemania no se iba a rendir y siguió percutiendo el área. Así pudo llegar el 1-1 en un remate a bocajarro de Havertz que sacó con valentía un ubicuo Carvajal.

Tocaba sufrir. Y disfrutar, claro. En el 75 Alemania seguía viva o al menos medio muerta. Y pudo hacer Füllkrug el empate en una contra pero su remate, por suerte para España, se topó con el poste izquierdo de Unai Simón. En el 78 entraron los dos Mikel, Merino y Oyarzabal, por Morata y Nico Williams. Y en Alemania entró el sempiterno Müller por Tah.

Malditos alemanes

Superado el minuto 80 Unai Simón se pegó un tiro en el pie en un saque de puerta y asistió sin querer a Musiala. El alemán, que le vio adelantado, inventó una vaselina que se fuera por poco. Ay, Unai. Sobrevivimos al susto. Y pudimos lograr el segundo en una jugada coral que abrochó Fabián con un disparo alto desde la frontal. Pero Alemania reaccionó con el tradicional orgullo alemán. Nos encerró en el área y así llegó su gol: a la alemana. Fue en el 88 en un centro al segundo palo que Kimmich ganó a Cucurella y dejó muerta para que Wirtz, que apareció de la nada, fusilara a Unai Simón con una volea cruzada.

El gol nos dejó tan tocados que incluso pudimos haber perdido un partido que teníamos ganado si Müller llega a haber acertado en su remate final a tres metros de la portería. España, que se cayó en el último cuarto de hora, dio alas a una Alemania que fue un rodillo en los minutos finales del partido. Al estilo alemán o al estilo Real Madrid, como ustedes prefieran.

Wirtz celebra el 1-1 en el España-Alemania. (Getty)

Así que nos fuimos a la prórroga. El partido ya era un correcalles, una reyerta de emboscadas en las que teníamos mucho que perder. Alemania, empujada por su público y el subidón del empate, aculaba a una España que estaba pasando las de Caín. Nos tomamos un breve respiro con unos buenos minutos controlando la pelota.

Carvajal vio una amarilla rigurosa por una mano que Taylor vio con la rapidez que no había visto otras. Luis de la Fuente se la jugó con el último cambio: Joselu por un Fabián que estaba tiesísimo. Y en el 103 Oyarzabal pudo hacer el segundo con un disparo venenoso que botó delante de Neuer y se marchó fuera por poco. Respondió Alemania con una contra letal que finalizó Wirtz con un tiro que se marchó fuera por poco.

Seguía el sufrimiento de España, aliviado por el final de la primera parte de la prórroga. Y pudo ser mayor si un fuera de juego no hubiera evitado una mano de Cucurella dentro del área que era penalti. A Taylor le había parecido que las tenía pegadas al cuerpo pero no era verdad. El duelo continuaba sin tregua. Y con espacios para el venenoso Wirtz, que por cierto pudo haber sido expulsado por una agresión a Nacho que el árbitro no vio. El partido podía caer para cualquiera de los dos.

España pasa a semifinales

Luego Füllkrug, que había cambiado el partido, tuvo un cabezazo que sacó maravillosamente Unai Simón para mantener a España a tiro de los penaltis, que cada vez se aproximaban como una sentencia de muerte… para los dos equipos. Pero cuando los penaltis parecían inevitables apareció Mikel Merino, Merino de mi vida, para lograr un gol milagroso e histórico. Era el minuto 119. La puso Dani Olmo desde la izquierda y emergió Mikel Merino para ponerla con su cabeza, como si fuera un guante, en la escuadra.

El gol ponía a España con pie y medio en las semifinales. Sólo había que resistir los tres minutos finales de añadido. Apretó Alemania pero aguantamos con un par. Superamos sus embestidas, que acabaron con una roja a Carvajal por frenar una contra, y nos metimos en semifinales en un partido que ya forma parte para siempre de la leyenda del fútbol español. Un partido glorioso e inolvidable.