La ‘sombra’ de Mas irrita a Puigdemont que descarta presentarse como candidato

Artur Mas-Carles Puigdemont
Artur Mas y su sucesor, Carles Puigdemont (Foto: Efe).
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

Cuando fue elegido ‘in extremis’ para salvar un acuerdo con la CUP, muchos eran los que pensaban que en realidad Carles Puigdemont sería un “títere” en las manos de Artur Mas.

Lejos de eso, el president ha ido revelando una personalidad política propia, y en más de una ocasión encontrada con su antecesor. Al mismo tiempo, Mas trata de posicionarse de nuevo como presidente de la nueva Convergencia y liderar su refundación.

Una situación compleja que está complicando la convivencia entre ambos dirigentes y que lleva a Puigdemont a replantearse su continuidad como candidato, en caso de nuevas elecciones.

Pese a que en mayo, el actual jefe del Govern aseguró que se presentaría a unas elecciones “si el trabajo que tengo encargado no se ha acabado”- esto es, la consecución de la República catalana-en estos momentos, Puigdemont descarta repetir en unos próximos comicios.  Ello, a medida que crece la certeza de que la alianza Junts pel Sí tampoco repetirá candidatura, lo que llevará a los socios CDC y ERC a tomar diferentes caminos.

Un ejemplo significativo de cómo Mas trata de eclipsar a Puigdemont se vivió el pasado 23 de abril. Entonces, el exlíder convergente se saltó una regla interna que él mismo impuso: que en días relevantes, el protagonismo corresponde únicamente al president. Lejos de eso, el convocó una rueda de prensa poco después del discurso que ese día ofrece el jefe del Ejecutivo catalán.

Aunque desde el Govern niegan una situación inusual, lo cierto es que el president sí ha trasladado a su entorno que se siente incómodo y con pocas ganas de prolongar su futuro político al frente del Govern. El president ve además cómo su gestión se ve interferida por los miembros de su propio gabinete, entre los que se encuentran personas muy cercanas a Mas, como la consejera de Presidencia, Neus Munté.

Al mismo tiempo, las relaciones con su vicepresidente, Oriol Junqueras, tampoco pasan por su mejor momento. Ambos miden un pulso por reafirmarse dentro del Ejecutivo catalán y, sobre todo, por liderar la recién estrenada senda de diálogo con la vicepresidenta Sáenz de Santamaría. La buena sintonía entre Junqueras y Santamaría, y el buen crédito que en Madrid se está ganando el republicano provoca los celos del propio Puigdemont, que aspira a ganar espacio en esas conversaciones.

En junio, Mas se descartó como candidato y apostó por Puigdemont. Eso era en el caso de unas elecciones anticipadas. Pero otra cosa es, como todo indica, que estas acaben siendo ordinarias. Los últimos movimientos del expresident hacen presagiar que busca tomar posiciones ante esos nuevos comicios. El ejemplo está en la conferencia que ofreció hace unos días en la Cambra de Comerç, y en la que buscó ganarse el favor del empresariado. Según ha podido saber OKDIARIO, en esos contactos, habituales, que Mas celebra con empresarios, el expresident busca apoyo para su nueva fundación, ligada al PDECAT, partido que sustituye a CDC.

Mas, pendiente del juicio por el 9N

El futuro político de Mas está, no obstante, muy ligado al proceso judicial por la consulta del 9N,  en el que la Fiscalía pide diez años de inhabilitación para él y las exconsejeras Irene Rigau y Joana Ortega por presuntos delitos de prevaricación y desobediencia. En ese caso, sí, su carrera política se vería definitivamente truncada.

Lejos de amedrentarse, Mas ha tomado la bandera del independentismo e insiste en sus conversaciones informales en que no habrá paso atrás. Incluso, si eso cuesta de nuevo, un “conflicto” con el Gobierno español. El expresident anticipa ese escenario en los distintos almuerzos que organiza con empresarios y otros miembros de la sociedad civil y política a quienes avisa: habrá que prepararse para organizar “movilizaciones masivas permanentes” en las calles como forma de presión. Mas anticipa también que el Parlament aprobará “un nuevo marco legal” que será recurrido por el TC. Pese a ello, asegura Mas, el referéndum se convocará.

Ese protagonismo incomoda a Puigdemont, quien ha dado muestras de sucesivas vacilaciones en la hoja de ruta trazada con la CUP. La última versión es que se incorpore un referéndum de de independencia que, en caso de no ser acordado con el Estado, pretende convocar bajo una «legalidad catalana».

El acuerdo inicial entre CDC y ERC recogía unas elecciones constituyentes a los 18 meses de la legislatura y un posterior referéndum para ratificar una hipotética Constitución catalana. Sin embargo, Puigdemont ha dejado por el momento esas cuestiones en el olvido. A lo que aspira ahora es a un referéndum el año que viene.

Tensión ERC-CDC

Precisamente, la fecha de ese referéndum es un nuevo motivo de fricción entre ERC y CDC.

Este lunes, el portavoz republicano, Sergi Sabrià, afirmó que la inhabilitación de la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, sería «un punto de no retorno» que podría llevar a un adelanto de la fecha del referéndum secesionista previsto para septiembre de 2017. Poco después, la coordinadora del PDECat, Marta Pascal, exigió a ERC que no alimente «dudas» sobre ese calendario porque puede «despistar» a la ciudadanía. El futuro del Govern está vinculado a la aprobación de los Presupuestos de 2017, que ha provocado serios enfrentamientos entre los socios y la CUP.

 

 

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